21 enero 2020

El día que Renay Chinea probó el casabe

En la confluencia de los ríos Jimenoa y Yaque del Norte.
Más de 20 años demoró Renay Chinea en llegar a Santo Domingo. Debimos habernos conocido muchísimo antes. Con toda seguridad coincidimos infinidad de veces. Nos movimos siempre en los estrechos espacios de una misma geografía y de un mismo círculo de afinidades. 
Pero siempre algún pequeño obstáculo se interpuso. El momento en que más cerca estuvimos de lograrlo, las autoridades migratorias de República Dominicana se empecinaron en impedirlo. Fue así que, siendo de la misma cosecha (1967) y perteneciendo a la misma Oficoda, tuvimos que esperar al 2018 para por fin encontrarnos.
A finales de los años 70, en las lomas de El Nicho, compartí aula y recogí café con dos de sus hermanos. Wilfredo y Tania fueron los primeros en advertírmelo: “¡Tú eres igualito a Renay!”, me decían. Luego, novias nuestras, por separado, lo confirmaron: “¡Ustedes son idénticos!”
Las coincidencias, afortunadamente, no acaban en la manera de ser, también pensamos muy parecido sobre muchas cosas. Por eso, desde que nos encontramos, en su Calella de Palafrugell, junto a Elina y Diana (las mujeres que también esperamos por muchísimo tiempo), reconocimos que teníamos mucho más en común de lo que pensábamos.
De todo lo que hemos compartido (nos esmeramos en recuperar el tiempo perdido), lo que más le agradezco es su honestidad a prueba de balas, fuego y huracanes. Cada vez son más escasas las personas que dicen lo que piensan sin tener que pensarlo. Renay es una de ellas.
Cuando llegaron a nuestra casa en Santo Domingo, nos servimos dos palos de ron y puse entre nosotros uno de mis platos preferidos: casabe horneado con aceite de oliva y ajo. “¿Esto es casabe? —Preguntó asombrado—. ¡Nunca lo había visto ni probado!”. 
Perdimos a nuestras familias, al pueblo donde nacimos y nos criamos, al país y la cultura a la que pertenecíamos… pero hay algo intangible que nadie nos puede quitar: nuestra pertenencia, incluso cuando ya no existe más eso a lo que pertenecemos. 
El día que Renay Chinea probó el casabe, yo también hice un gran descubrimiento: los amigos son los que le dan sentido a eso que ya eres.

No hay comentarios: