Muchos cubanos, impedidos de regresar a nuestra Isla o de vivir en ella como quisiéramos, nos hemos mudado a un país virtual que ha sido levantado entre todos, poco a poco. Allí, en las redes sociales y en una infinidad de blogs y páginas web, mis compatriotas y yo nos la pasamos comparando y soñando, discutiendo y queriendo.
No sé cuántas veces he recibido un email donde se destacan algunos de los indicadores que hacían de Cuba, en enero de 1959, uno de los países más desarrollados de América y de eso que todavía conocemos como el Tercer Mundo. Las infraestructuras y los avances tecnológicos que teníamos entonces eran realmente envidiables para muchos.
Pero a partir de ese mes y de ese año, nuestra república decidió comenzar a perder el tiempo y es así que hemos llegado al punto en que estamos hoy. En 2011, la mayoría de nuestros índices de desarrollo solo son mejores que los de Haití y La Habana, que antes era comparada con París o Nueva York, cada vez se asemeja más a Puerto Príncipe.
Para poder hacer “cierto balance del raulismo”, Carlos Alberto Montaner necesitó de al menos cinco años, que es más de un periodo presidencial en la mayoría de los países del mundo. Es comprensible. En Cuba ahora se hace tan poco y dentro de la isla hay una inmovilidad tal, que un lustro apenas alcanza para tantear o suponer, para comenzar a cotejar.
El mundo actual cambia a una velocidad vertiginosa. Lo que está vigente hoy, comienza a ser obsoleto dentro de tres meses. En Cuba, en cambio, un gobierno que ha fracasado rotundamente por medio siglo, aún defiende su permanencia a capa y espada. Por eso, como nuestra Isla ha decidido seguir perdiendo el tiempo de manera indiscriminada, nos mudamos para una virtual… y allí vivimos.
1 comentario:
bueno seguiremos esperando hasta q ver si se mueren y cambia aquello
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