Ayer Fidel Castro se volvió a reunir con los intelectuales cubanos. La escenografía y algunos de los actores me hicieron recordar sus palabras en el Salón de Actos de la Biblioteca Nacional en 1961. Aunque aquellos días de junio (16, 23 y 30) quedan a 49 años de distancia, son una prueba ineludible de que el 15 de febrero de 2011, al menos en mi país, también pertenece a un pasado remoto.
El Comandante de Palabras a los intelectuales era un joven iracundo, de completo verde oliva, que le pedía a los artistas que desarrollaran “hasta el máximo su esfuerzo creador”. El que habló ayer es un anciano balbuceante que ni siquiera leyendo puede evadir los disparates. En aquel momento el problema que se discutió fue “la libertad de los escritores y de los artistas para expresarse”. Lo que se habló ayer es muy difícil de precisar.
El dictador compartió dos grandes preocupaciones: la amenaza inminente del invierno nuclear y el alto número de norteamericanos que están expuestos a morir del corazón por ver anuncios en la televisión. Fruto del primer encuentro surgió una de las máximas que mejor desmiente el carácter libertario del fidelismo: “Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución nada”. De las nuevas palabras a los intelectuales no podemos sacar ni siquiera una idea en claro.
Llama poderosamente la atención que ayer los más ancianos fueron los que más entusiasmo exhibieron (hubo uno de pelo largo y cano que se salía de la butaca de tanto asentir con la cabeza). Justo los que sufrieron en carne propia las consecuencias del primer encuentro, ofrecían ahora sus pellejos para más sacrificios, con más devoción. Prueba de que Cuba, esa Cuba, es un país para viejos, un lugar donde nadie que quiera salir al futuro tiene cabida.
3 comentarios:
Muy cruel realidad, lo mismo con lo mismo pero más lamentable y patético!!
Qué asco me da el Coma Andante.
Pero,todavia habla la momia andante esta?,pero que puede decir este pobre diablo con Alzheimer?,sera que la poca intelectualidad de Cuba esta dispuesta a seguir escuchando las historias de nunca acabar de este viejo cagalitroso
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