Era el más torpe de todos los de mi generación, por eso desde niño se ganó el nombrete de Chambón. La peor circunstancia podía resolverse con una de sus carcajadas, la más sólida estructura podía desvanecerse con uno de sus manotazos. El Chambón era una rara mezcla de bondad extrema con torpeza infinita.
Quizás eso último provocó un inesperado y triste giro en su vida. En los años ochenta, como muchos adolescentes cubanos, fue llevado a las selvas de África para librar una guerra inútil, injustificable. Un mal día sus torpes dedos se enredaron en el gatillo del AKM y acabó disparando al corazón de uno de sus amigos más queridos.
Cuando volvió de Angola estaba irreconocible. Su alegría insobornable se había extraviado en un rostro amargo, esquivo, agresivo. Poco a poco fuimos recuperando al Chambón. Un día regresó su entusiasmo, otro sus manotazos y con el tiempo, ¡por fin!, su increíble habilidad para resolver la peor circunstancia con una risotada inimitable.
Cuando destilábamos alcoholes de contrabando, él era nuestro catador. “¡Cuidao, que todavía lo que está saliendo es acetona!”, nos advertía con el trago ardiente en la mano. En casa de Gaby, en ausencia de mi maestra Estrella, planeamos las más enloquecidas trastadas. Pero el Chambón siempre acababa persuadiéndonos, mientras repartía sus “cariñosos” manotazos.
Hace diez años que no recibo uno de esos destructivos abrazos, pero acabo de ver una foto suya y no pude evitar un par de lágrimas (“¿Y esa mariconería, tú?”, se hubiera preguntado él). Ese, el de la izquierda, es Gustavo el Chambón. Si alguno de ustedes pasa por el Paradero de Camarones, pregunten por él y solo díganle que lo quiero mucho, muchísimo.
3 comentarios:
!Carajo Camilo! Hay cosas que se escriben con los dedos, otras con el corazón, esta es una de esas. Te felicito por esta entrega y ojala le llegue de algún modo a tu viejo amigo ese mensaje. La sencillez la sinceridad de este articulo dice mucho.
camilo siempre leo tu blog. soy de cienfuegos y estudié en el pedagogico de santa clara del 88 al 92, pase por tupueblo millones de veces en los trenes. y ahora siempre me digo que si me hubiera asomado quizas te hubiera visto en tu casa. me conmueve todo lo que dices, te admiro pero me hubiera gustado conocerte. si algun dia volvemos me avisas para darte este beso te lo emreces por todo lo que escribes...
Siempre escribes con una humanidad que hasta el chambón de camarones, le es imposible no aplaudirte. Un abrazo
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