El blog de Campo de Texto se estrena con uno de los fenómenos mediáticos más grandes del siglo XXI: el rescate de los 33 mineros chilenos el pasado martes 12 de octubre. Solo los partidos del mundial de fútbol, Wimbledon y la toma de posesión de Barack Obama como presidente de Estados Unidos, han logrado más tráfico en Internet.
Las cadenas de televisión transmitieron en vivo y de manera casi ininterrumpida todo el rescate, desde que la cápsula “Fénix” comenzó a descender por el agujero para sacar a la superficie al primer rescatado (el capataz Florencio Ávalos), hasta que la operación culminó y todos los mineros volvieron a estar junto a sus familiares, en la fría noche del desierto de Atacama.
Alrededor de dos mil millones de personas presenciaron, a través de los 300 medios acreditados, el rescate de los 33 mineros que sobrevivieron más dos meses a casi 700 metros de profundidad. En Twitter, las palabras “Miner”, “Chilean Miner”, “Miners Rescue” y “Rescue” dominaron la lista de trending topics.
Nada movilizó más a los usuarios de Facebook y Twitter durante esas horas. Miles de millones, en múltiples idiomas, compartieron la experiencia y recrearon la historias de manera apasionada. El periódico USA Today calificó al fenómeno mundial como el “mayor reality show jamás visto”.
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton (que estaba en Bruselas, en una reunión de la OTAN), reconoció que la heroica operación la tenía fascinada: “Con la diferencia horaria fue difícil, pero no podía dejar de mirarlo”, dijo al programa Good Morning America, de ABC.
Cuando esos 33 hombres quedaron sepultados a casi 700 metros bajo tierra, tenían muy pocas probabilidades de sobrevivir. Ahora, que ya están a salvo, las probabilidades que tienen de volver a tener una vida normal son aún menores. Ellos lograron salvarse de la mina Esperanza, pero permanecerán atrapados por la Web 2.0 por muchísimo tiempo más.
2 comentarios:
Muy buen texto, Camilo. Lo finalizaste magistralmente.
Es interesante ver como este tipo de fenómenos mediáticos se vinculan cada vez más a las redes sociales. Pareciera que ya nadie da seguimiento a hechos tan relevantes como éste sin sentir la necesidad imperiosa de hacer los reportes correspondientes en Facebook o Twitter. Definitivamente tenemos nuevas vías para estar al tanto de lo que pasa en el mundo.
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