Vi a Luis Gómez, el Rey de la Tonada Carvajal, una sola vez en mi vida. Fue en los estudios de grabaciones Eusebio Delfín, de Cienfuegos. Gracias al trovador Lázaro García, Lenay Blasón y yo pudimos tener una larga conversación con el poeta de Cumanayagua. Corría el último año del siglo XX y por la Perla del Sur acababa de pasar una tormenta devastadora.
En poco más de cuatro horas nos contó casi toda su vida y no paró de improvisar. Sólo se detenía para tomarse un buche de café y para ver si veía algo a través del escote de Lenay. Todas las palabras que los campesinos de mi pueblo usan en su vida cotidiana, tenían rima en la cabeza de aquel hombre que decía las cosas más alegres con la mirada más triste.
Gracias a ese día y a la inspiración de Luis, encontré el final de mi libro de cuentos Caña quemada. Unos meses antes la dirección de los Ferrocarriles de Cuba había decidido demoler el ramal Cumanayagua, una vía férrea que nacía en el Paradero de Camarones y llegaba hasta el pie del Escambray. Yo puse el pie forzado y el poeta sólo tuvo que cerrar los ojos:
“Ya le arrancaron la vía
a nuestro pueblo adorado,
que era el transporte atrasado
que en otro tiempo tenía.
Sufre la melancolía
que muchos ojos no ven
y mi pueblo en su vaivén,
que tanto quiero y admiro,
en el puente del Guajiro
está esperando el tren”.
1 comentario:
Hola Camilo, para mi Luis es uno de los poetasd mas grandes que ha dado Cuba en 500 años. Una lástima que sea un desconocido en nuestra cultura nacional. El año pasado estuve buscando un CD con su música y no existe en las tiendas. De hecho una "iluminada" dependiente de shopping medio entre risas me dijo que si ese no era el Ministro de Educación. Tengo pensado hacerle una visita a Fabio a ver si le tumbo unas copias de sus programas.
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