Andrés Calamaro jamás está conforme con nada. “La mayoría de los mortales mataría por mis días difíciles, por cinco minutos de mis formas de ahogar las penas”, confiesa sin pudor y a propósito de su nuevo disco: La lengua popular. Por todos lados aparecen noticias sobre el esperado álbum que, según los pocos privilegiados que lo han escuchado, es probablemente el mejor de todos.
Grabado en un Buenos Aires más querido que nunca para él, el Salmón parece haber logrado lo que se había imaginado: “Quería grabar el mejor trabajo posible, e incluso estoy sorprendido por la calidad del disco”, dice al ofrecer detalles sobre los aportes musicales de Cachorro López y literarios de Joaquín Sabina, quien metió las narices en más de un verso.
Un amigo se quejaba hace unos días de que, en materia de música, cualquier tiempo pasado fue mejor. El lamento era parte de su nostalgia por décadas y trovadores que ya no volverán. Para contrarrestar su pesimismo le recordé dos apellidos: Drexler y Calamaro. Es cierto que no estamos en una época de oro, pero mientras haya salmones dispuestos a nadar contra la corriente y a sacar la lengua al final del río, estaremos a salvo.
Grabado en un Buenos Aires más querido que nunca para él, el Salmón parece haber logrado lo que se había imaginado: “Quería grabar el mejor trabajo posible, e incluso estoy sorprendido por la calidad del disco”, dice al ofrecer detalles sobre los aportes musicales de Cachorro López y literarios de Joaquín Sabina, quien metió las narices en más de un verso.
Un amigo se quejaba hace unos días de que, en materia de música, cualquier tiempo pasado fue mejor. El lamento era parte de su nostalgia por décadas y trovadores que ya no volverán. Para contrarrestar su pesimismo le recordé dos apellidos: Drexler y Calamaro. Es cierto que no estamos en una época de oro, pero mientras haya salmones dispuestos a nadar contra la corriente y a sacar la lengua al final del río, estaremos a salvo.
1 comentario:
Coincido contigo. Tal vez porque el pasado de la música, como todo pasado, se hace de memoria...Todo es mejor en la memoria, incluso mejor que en el pasado mismo. Recordaré mañana mis afinidades con drexler, el tango oculto de calamaro, y será mejor que hoy, aún. Un abrazo
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