Krim 218. Ese es el último nombrete que le ha puesto el pueblo de Cuba a Fidel Castro. Ya no es ni el Fifo, ni el Caballo, ni Mandarria; ahora se llama igual que una pesada caja de madera con una pantalla en blanco y negro. A través de esos artefactos de fabricación soviética los cubanos vieron la televisión por más de tres décadas. Todavía se oye, pero ya no se ve y no se sabe si por fin los van a cambiar. Los televisores y Fidel están en la misma situación, por eso el pueblo los llama por el mismo nombre.
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