11 septiembre 2007

Indiana Jones

El Harry Potter de mi generación se llama Indiana Jones. No era mago, pero ninguno de nosotros se pudo librar de sus hechizantes historias. Me costó mucho trabajo convencer a mi hija de que me regalara toda la tarde de un domingo para presentarle a mi viejo ídolo.
Las tres películas, como casi todas las obras del Spielberg, no han envejecido tanto, pero ya Ana Rosario está acostumbrada a otro tipo de héroes. Un hombre ataviado con un látigo, un arcaico revólver y un sombrero que no se le extravía por nada del mundo, no le deslumbraron lo suficiente.
Pero como no suelo darme por vencido con tanta facilidad, ahora tengo la oportunidad de oro para redimir al ya viejo Indi. Es oficial que Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal se estrenará el verano que viene. Aún no se ha filtrado ningún detalle de la historia, pero será suficiente con verle de regreso.
Los héroes de celuloide tienen esa ventaja: la vida real nunca los corrompe, jamás tenemos que soportarlos en la decrepitud ni en la miseria.

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