El viaje de Inés y Miguel
acabó aquí,
debajo de esas flores
que su nieta
les acaba de poner,
después de lavar
delicadamente
el bronce
de su lápida.
Nacieron
en Gran Canaria
(él en 1892,
ella en 1901)
y se conocieron
en Cuba,
donde tuvieron
hijos, una finca,
una mina,
una gasolinera
y un Willys.
Querían morir allí,
pero una revolución
(que ellos mismos
contribuyeron
a sufragar)
se los quitó todo.
Esa es la razón
por la que su viaje
acabó aquí
(el de él en 1979,
el de ella en 1987),
tan lejos
de Gran Canaria
y de Cuba,
bajo el incomprensible
sol de la Florida.
Aun así,
no parecen extraños.
Uno al lado del otro,
en un lugar
del que no tendrán
que irse
y donde ya nadie
podrá quitarles nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario