10 junio 2021

El Septeto Regajero


El Septeto Ragajero es la única agrupación musical que ha tenido el Paradero de Camarones desde su fundación, el 10 de julio de 1852, hasta hoy. Solo se presentó en casa de Juan Monzoña, su director, pero durante años fue la gran animación de un pueblo que apenas le podía decir adiós a la guagua de la orquesta Aragón.

Eran la época de oro CMHK Casa Virgilio, la emisora de Cruces, y todos los días la larga máquina de la Aragón iba y volvía de su programa exclusivo. Muchos aprovechaban esos segundos para pedirles su número favorito. Nadie recuerda que alguna vez fueran complacidos, pero eso nunca impidió que les siguieran guitando.

Cuando la Aragón regresaba para Cienfuegos y ya no había nada que oír en la radio, el Septeto Regajero comenzaba a tocar. Cebollón, con una marímbula entre las piernas, marcaba el ritmo de sones y trovas que eran grandes éxitos del momento. Más de una vez la guardia rural acabó aquel alboroto a plan de machete.

En realidad siempre fueron cuatro, como los Tres Mosqueteros: Juan Monzoña y su hijo Ciro, Cebollón y Raimundo Galván. Muy pocas veces lograron ser siete, de ahí el nombre de Regajero. La formación se completaba con los músicos que aparecieran o, en su lugar, alguien que más o menos fuera capaz de seguirles el ritmo.

Las casas de los Monzoña se comunicaban a través de un largo portal y en él se apostaban los bailadores. Allí se sentó por años la vieja Dolores, que era la viuda de Juan. A la hora que fuera, se le podía encontrar balanceándose. Seguía el compás del silencio que había dejado el Septeto Regajero en un lugar que ni antes ni después tuvo un músico más.

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