06 septiembre 2019

Ricardo Campbell clandestino en Güines

Coche motor Guerrillero 4106 y locomotora Baldwin fotografiados
por Ricardo Campbell en el patio de la estación de Güines.
Ricardo Campbell llegó a Cuba en 1974, a bordo del vapor argentino Río Atuel. tenía 24 años y aún era estudiante de la Escuela Nacional de Náutica. Atracaron en La Habana, después de tocar varios puertos de Suramérica y antes de poner proa a Nueva Orleáns. 
En las bodegas del buque, como parte del “contrato Perón-Castro”, venían autos Ford Falcon, Chevrolet Chevy y Dodge 1500 para el servicio de taxis que se extendió a toda la isla. Un lote de camiones Mercedes Benz 1112 fueron enviados al CAN (Complejo Avícola Nacional) para el transporte de huevos y pollos.
“En cuanto llegamos, el buque fue invadido por la milicia. No nos dejaban salir de un radio de 5 kilómetros de donde estábamos amarrados. Éramos el único buque con una bandera que no fuera de la Unión Soviética en todo el puerto de La Habana”, recuerda Ricardo.
“Como a los 24 años uno se cree inmortal, poco me importó el radio de acción asignado. Así que me encaminé a la estación Central con mi cámara Agfa y un rollo de diapositivas Kodak. Compré un pasaje que me sirviese para ir lo mas lejos posible y volver a una hora razonable al atardecer”, agrega.
Fue así que se subió al coche motor 4106, que en ese entonces circulaba entre La Habana y Güines. Ese viaje lo llevó, muchos años después, a El Fogonero. Buscando información sobre los Ferrocarriles de Cuba, dio con el blog y me escribió un emotivo email. 
En la estación de Güines, retrató el coche motor en el que había hecho el viaje, una locomotora húngara y una máquina de vapor Baldwin del central Eduardo García Lavandero, en la lejana Artemisa (como una prueba más de la colosal ineficiencia de las zafras revolucionarias).
“La tarde la completé charlando con la gente y disfrutando el áurea de un mundo muy distinto al mío. Todos hablaban de lo mismo, estaban cansados de hacer filas. Volví al barco con la intriga de saber si las fotos habían salido bien, porque todavía me faltaban 3 meses para ver el resultado”, apunta Ricardo.
Como parte del convenio entre la Argentina de Perón y la Cuba de Fidel, también llegaron a Cuba modernos equipos ferroviarios fabricados por Fiat Concord en Córdoba: 50 coches motores con sus remolques, 185 coches de primera clase, 15 coches comedores y 20 coches postales para el servicio de expreso.
“Nos sorprendió que los jóvenes se reunieran en el Malecón a sintonizar emisoras de Estados Unidos para poder oír a los Beatles y el rock de la época. Les regalamos cassettes de bandas inglesas. Aún hoy se me humedecen los ojos cuando recuerdo el sentido agradecimiento que expresaban al recibirlos”, escribe.
Las fotos hechas por Ricardo Campbell, durante su breve estancia en Güines, a 48 kilómetros al sur de La Habana, son ahora un valioso testimonio sobre el estado de conservación de los Ferrocarriles de Cuba en la primera mitad de la década de los setenta.
Gracias, Richard (ya soy tu amigo y sé que ellos te llaman así), por tu envío y por tu generosidad, al permitirme publicar imágenes que permanecieron inéditas por 45 años, tanto en El Fogonero como en Trenes de Cubaun grupo de Facebook donde ferroviarios y aficionados cubanos dialogan y comparten experiencias.
Si algún tren pasara por Güines hoy, te agradecerá tu gesto con un largo pitazo, parecido al del barco que te llevó a nuestro lugar en el mundo.

Puerto de La Habana, 1974. Militares cubanos revisan al vapor
argentino Río Atuel antes de que comience su descarga.
Güines visto desde la cabina del coche motor Guerrillero 4106.
Locomotora DVM-9, de fabricación húngara.
Locomotora Baldwin del central Eduardo García Lavandero.
Coche Motor Guerrillero 4106 en el que Ricardo Campbell
viajó de La Habana a Güines.
Gracias a este detalle del coche motor Guerrillero 4106,
se puede apreciar el logo diseñado para estos equipos,
armados con autobuses General Motors sobre planchas
de ferrocarril.
El 4106 en el andén de Güines, listo para volver a La Habana. 
Al fondo, el tren de caña del central Eduardo García Lavandero.
Los elevados de Estación Central vistos desde la cabina
del coche motor Guerrillero 4106.

2 comentarios:

Guillermo Vazquez dijo...

Felicitaciones a Camilo Venegas por este especial de lujo. En 1974 yo era un pibe de 11 años, pero recuerdo que la Cuba de aquellos momentos era un pais aislado de Occidente y totalmente militarizado (todo era verde olivo). Ricardo Campbell tuvo la suerte que su "Aventura Guinera" no fue detectada por los efectivos del MININT, porque con ese apellido Campbell y un rollo marca Kodak la sentencia era invariable: AGENTE DE LA CIA!

Unknown dijo...

Añoranzas de mis años juveniles, cuando las locomotoras eran la sangre que día a días, daba vida a mi adorado terruño y el ferrocarril Sánchez-La Vega, en Rep. Dominicana, sepenteaba con su humo, los caminos de un progreso que quedó petrificado en el recuerdo.

Corría el último lustro de la década del 60 y la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo Molina, era un recuerdo fresco.

Reconfortante es saber, que se coincide en la utopía.