Las dictaduras tienen que inventarse muchas mentiras para poder contar su verdad. La de Cuba no es la excepción. El relato oficial describe que, en medio de una heroica batalla, Ernesto Guevara descarriló y venció a un tren blindado lleno de soldados.
En verdad el tren, donde solo viajaban ingenieros (enviados a reconstruir los puentes destruidos por los rebeldes) y armas, llevaba días en el patio de la estación de Santa Clara. Juan Carlos Portales, hijo y sobrino de ferroviarios, recuerda los testimonios de testigos presenciales.
—Mi tío Heriberto Portales y mi papá vieron al tren en Rubilene, un acceso comercial que estaba donde se encuentra la Planta de Gas —detalla Juan Carlos—. Hoy por ahí pasa el trazado de la Línea Central, es justo al final de la pendiente del Capiro. El 29 de diciembre de 1958, lo retrocedieron para escenificar el descarrilamiento.
La primera oferta del tren blindado se la hicieron a Eloy Gutiérrez Menoyo, líder del Segundo Frente del Escambray. Un enviado del teniente coronel Florentino Rosell subió hasta la zona de Veguitas, en Manicaragua, para reunirse con el guerrillero.
Esa noche Menoyo perdió el sueño, solo pensaba en la estrategia a seguir cuando se apoderara de las armas. En su desvelo nunca apareció Antonio Núñez Jiménez, quien estaba en el campamento y fue donde Guevara con la noticia. Finalmente, el argentino se le adelantó al español y pagó los 350 mil pesos que exigían por el convoy.
El 28 de noviembre de 1971, en Chile, Fidel Castro reconstruyó los hechos en un discurso: “Avanzó sobre la ciudad de Santa Clara con 300 combatientes, se enfrentó a un tren blindado (…), descarrilaron el tren, coparon el tren, lo rindieron y le ocuparon todas las armas”.
Así fue cómo una traición se convirtió en una proeza y una puesta en escena en una batalla. Durante los años 60, la zona de Veguitas fue el escenario de otra gran mentira. Entonces, una guerra civil fue suplantada por el eufemismo de “lucha contra bandidos”.
—En mi casa hay una foto tomada por un aficionado que no ha sido publicada —me cuenta Juan Carlos Portales—. Mi tío y mi papá la conservaron. Se aprecia claramente el número del coche motor que debía servir de exploradora: el 809. Cuando vaya a Cuba la voy a compartir contigo.
Algunos vagones del tren blindado permanecen no lejos de Rubilene. Fueron convertidos en las salas de un museo. Todavía escenifican el descarrilamiento. Decenas de turistas se fotografían a diario entre esos hierros. Allí, en el lugar donde se convirtió en verdad la primera mentira.
2 comentarios:
Y entonces Silvio creó una canción que, sea o no, mentira, es bellísima .
Bien curioso lo del pago por el tren blindado, yo soy de Colon y por mucho tiempo escuche la historia de que el Che Guevara se habia reunido dcon un militar en el Hotel Santiago-Habana disfrazado de cura para pagar por la "batalla" de Santa Clara; la historia decia que habia pagado un millon de pesos. Nos estamos muriendo poco a poco y la verdadera historia de la "revolucion" se esta perdiendo.
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