El Fogonero

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20 febrero 2016

Harper y Umberto


Harper Lee y Umberto Eco. Dos ruiseñores de un tiro.
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ATLÁNTIDA

ATLÁNTIDA
(Para comprar en Amazon, haga clic en la imagen de la cubierta) Un niño, que vive con sus abuelos en una estación de ferrocarril, se mantiene alerta a lo que ocurre a su alrededor y a lo que dejan o se llevan los trenes cuando pasan. Sobre todo, después de que la llegada de un extraño trastoca la vida cotidiana del lugar. La celebración de un festival, con la participación de jóvenes de todos los continentes, sirve de excusa a las autoridades para extremar la vigilancia y los controles en todo el país. Aunque el Paradero de Camarones es un pequeño pueblo de provincia, hasta allí llega el ambiente opresivo. Es Cuba en 1978, donde la lucha del futuro contra el pasado deja a muchos sin presente. Una casa aislada, rodeada de vías y cañaverales por todas partes. Dos mil personas encerradas en un pueblo que está en el mismo centro de una isla que también se ha encerrado en sí misma: "Atlántida".

EXTRAÑOS

EXTRAÑOS
(Para comprar en Amazon, haga clic en la imagen de la cubierta) “Extraños” es un libro escrito desde la intemperie. Estos poemas trazan un mapa emocional del exilio, ese estado que no es solo un lugar al que se llega, sino una forma de estar en el mundo. Desde su infancia, una ciudad extraviada o un país que se volvió ajeno, el poeta intenta regresar a los sitios donde ya no está, y lo hace con melancolía, lucidez y ternura. “Extraños” no busca la pertenencia, sino que la interroga. ¿Qué queda de nosotros cuando ya no somos de ningún lugar? ¿Adónde ir, cuando el lugar del que se es ha desaparecido? Estos poemas configuran un mapa invertido del destierro, donde las coordenadas se trazan con lo que sobrevive: el silencio, la memoria y la resistencia.

ESTACIÓN DEL NORTE

ESTACIÓN DEL NORTE
(Para comprar en Amazon haga clic en la imagen de la cubierta) Los textos que se reúnen en este cuaderno son consecuencia de sucesivas estancias en España. En su Autobiografía, Chesterton le agradece a su padre el haber podido ser un viajero y no un turista. “El viajero ve lo que ve, el turista ve lo que ha ido a ver”, afirma. Gracias a esas palabras de Gilbert K., me siento más tranquilo con estos testimonios en prosa o versos. Es lo que vi. Si lo dejo por escrito se debe a que, como todo individuo que empieza a envejecer, cada vez le temo más a olvidar.

PAPEL CARBÓN

PAPEL CARBÓN
(Para comprar en Amazon haga clic en la imagen de la cubierta) Seguir escribiendo poesía es, de alguna manera, tratar de leer lo que dice un pliego muy usado de papel carbón. En algún momento, de la forma que sea, casi todo se dijo, casi todo se repitió. A estas alturas, no sólo es difícil descifrar cuáles son las copias, sino que también los originales están en duda.

ITINERARIO seguido de AFUERA

ITINERARIO seguido de AFUERA
Los dos libros que se reúnen en este volumen funcionan como un díptico. El primero, "Itinerario" (2004), contiene los últimos poemas escritos en Cuba y los primeros del exilio. El segundo, "Afuera" (2007), como le llaman los cubanos a todo lo que no está dentro de la isla, aborda la imposibilidad de volver y el desarraigo. Aunque Camilo Venegas había publicado antes el poemario "Los trenes no vuelven" (1992), es en estos dos cuadernos donde aparece por primera vez ese tono tan peculiar que ha definido su poesía. Con un lenguaje que se va haciendo cada vez más llano, con apenas las metáforas indispensables, el poeta ofrece su testimonio y el de varias generaciones de sus compatriotas, esas que tuvieron que abandonar su país para poder seguir teniendo una salida al futuro.

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1914

1914
Mi abuela Atlántida y la estación de ferrocarril del Paradero de Camarones cumplieron 100 años en 2014. Vivir sin ellas ha sido una de mis más grandes angustias. Aun así, siempre las recuerdo con alegría. Fue en 1914: mientras una nacía, la otra era levantada ladrillo a ladrillo. Luego el azar se ocupó de construir el resto del escenario que me hizo ser como soy.

PARADERO DE CAMARONES

PARADERO DE CAMARONES
La estación de Camarones fue fundada en 1914 por los Ferrocarriles Unidos de La Habana. Ese es mi lugar en el mundo: una casa con dos andenes, el recuerdo de mis abuelos Aurelio y Atlántida, el sonido súbito de los trenes y un mar de cañaverales por todas partes. Por más lejos que me vaya, de ahí no saldré nunca.

BUZÓN

venegas1967@gmail.com

LA VÍA ESTRECHA

LA VÍA ESTRECHA
Parece una estación perdida en el invierno de Escocia, pero el resistero del sol la delata. Cuando los trenes pasan a toda velocidad por su costado, su belleza se esconde entre los árboles. Fue un antiguo cruzamiento del ferrocarril del ingenio Hormiguero. Ahora es un lugar que ya no existe pero que aún se ve.

ÁLBUM DE CUBA

ÁLBUM DE CUBA
Cuando pienso en el mapa de mi país, lo que veo son estaciones de trenes. Aquí señalo los lugares más entrañables, los que mejor recuerdo, a los que siempre tengo deseos de volver. Si pudiera subirme a un tren ahora mismo, se dentendría en cada uno de estos puntos.

SAN JUAN DE LOS YERAS

SAN JUAN DE LOS YERAS
En esa estación pasé los primeros meses de mi vida. Allí vivieron luego mis tíos Eloy y Titita con mis primos Lazarita y Ariel. En su andén, en su muelle y en sus paisajes adyacentes (potreros, arroyos y montes) se quedaron algunos de los días más felices de mi infancia. Ninguno de esos recuerdos merecen tanta ruina.

CUMANAYAGUA

CUMANAYAGUA
“Ya le arrancaron la vía/ a nuestro pueblo adorado/ que era el transporte atrasado/ que en otro tiempo tenía./ Sufre la melancolía/ que muchos ojos no ven./ Y mi pueblo en su vaivén/ que tanto quiero y admiro:/ en el puente del Guajiro,/ está esperando el tren”. (Décima de Luis Gomez).

CRUCES

CRUCES
Las estación que se mantiene abierta está del otro lado de las vías. Pero esa casa en ruinas que ya perdió el andén y se niega a desaparecer del paisaje, sigue siendo para mí el punto por donde se llega a Cruces. Al fin y al cabo el pasado en esos pueblos tiene más probabilidades de ocurrir que el futuro.

SANTA ISABEL DE LAS LAJAS

SANTA ISABEL DE LAS LAJAS
Cuando los trenes llegan al andén de Lajas, muchos de sus viajeros entonan el estribillo del Benny Moré: “¡Santa Isabel de las Lajas, querida!”. El fantasma del Bárbaro de Ritmo retumba en el pueblo por todas partes y a todas horas. De no ser por eso, ese municipio perdido entre los cañaverales cienfuegueros sería uno de los más silentes del mundo.

RANCHUELO

RANCHUELO
Allí nacía el ramal Mataguá, por donde se internaban los trenes que nos llevaban a San Juan de los Yeras. Allí también trabajó mi tío Eloy Bosch. Cierro los ojos y veo su larguísima silueta en el andén, batiendo como una banderola mientras pasaban los largos trenes de carga.

ESPERANZA CC

ESPERANZA CC
Aunque es un pueblo pequeño, tiene el nombre más optimista de todas Las Villas y el único con tres estaciones de ferrocarril: Norte, Unidos y CC. Las dos últimas mantuvieron su denominación por las compañías que las construyeron. La inglesa Cuban Central Railways apenas operó entre 1899, en que consolidó varios ferrocarriles del centro de la isla, y 1913, en que fue adquirida por los Ferrocarriles Unidos. Pero ahí está ese viejo caserón de madera, para recordarnos su historia un siglo después.

SANTA CLARA

SANTA CLARA
De niño, cuando esperaba el tren de La Habana junto a mis padres, creía estar en una estación de Europa. Todo lo que ahora se ve tan pequeño y antiguo, me parecía inmenso, ultramoderno. Pocos lugares me impresionaban tanto como el pequeño túnel que comunica sus andenes. Cada viaje mío a cualquier parte mundo tiene su punto de partida en la estación de Santa Clara.

CAMAJUANÍ

CAMAJUANÍ
Nunca he estado allí, pero conozco ese andén palmo a palmo. Mi abuelo Aurelio me la describió cuando me hacía los cuentos de la época en que fue jefe de estación relevante. Lo esencial todavía está intacto, las ruinas nunca logran tragarse las cosas que la gente decide recordar.

CAIBARIÉN

CAIBARIÉN
Muchas de las historias que mi abuelo recordaba con más cariño, sucedieron en la estación de Caibarién. Jamás le pregunté por qué tenía tanta nostalgia de aquel lugar en el que todas las líneas iban a morir. Nunca habló del parque ni del malecón, parecería que jamás puso un pie fuera de aquel espacio del que siempre entró y salió a bordo de un tren.

SAN DIEGO DEL VALLE

SAN DIEGO DEL VALLE
Siempre que íbamos a Sagua la Grande, a casa de mi tío Aldo, mi abuela me hacía sacar la cabeza para que observara cada detalle de la estación de San Diego: “Fíjate bien para que veas que es igualita a Camarones, sólo que es de madera y el andén tiene techo”, decía Atlántida mientras, sin proponérselo, me enseñaba a mirar.

SAGUA LA GRANDE

SAGUA LA GRANDE
Era la estación más importante de los Ferrocarriles Unidos en el centro de la isla. Desde su oficina de despachadores se controlaban los movimientos de todos trenes. Pero con la construcción de la presa Alacranes, la principal línea de acceso a Sagua quedó bajo sus aguas. La oficina de despachadores fue trasladada a Santa Clara y el importante nudo ferroviario de la Villa del Undoso se empezó a convertir en ruinas. Ahora la estación de Sagua sólo permanece intacta en la memoria de los empleados más viejos. Ellos, cuando van a pedir una vía, dicen que van a llamar a Sagua y vociferan: "Santa Clara, Santa Clara, dame vía".

ESTACIÓN CENTRAL

ESTACIÓN CENTRAL
La Habana tiene muchas puertas, pero la mejor manera de entrar a ella es por la Estación Central. Cuando los trenes suben los elevados cada viajero recibe una extraña señal de bienvenida. Por más que la bahía huela a podrido, los barcos estén semihundidos y los edificios en ruinas, un extraño esplendor se respira en el aire.

EL CRISTO

EL CRISTO
La vieja estación de El Cristo ahora le da la espalda a los trenes, pero en su andén quedan recuerdos decisivos, para la patria y la familia. Allí fue expuesto el cadáver de José Martí en junio de 1895. Luego, en 1970, cuando Diana apenas tenía 5 años, los Sarlabous se subieron a un tren nocturno con destino al exilio. Por eso ahora es parte de mi mapa familiar.

SAN FERNANDO DE CAMARONES

SAN FERNANDO DE CAMARONES
Los mejores recuerdos de mi madre están encerrados entre esas paredes. Mi abuelo fue el jefe de estación de San Fernando en los años 50 y en ella vivió mi familia hasta poco después del triunfo de la Revolución. Allí se quedó su nostalgia por el “tiempo de antes” y como ya no pasan trenes por ese ramal, no hay manera de ir a buscarlos.

SAN ANDRÉS

SAN ANDRÉS
En 1961, durante 5 meses, mi familia vivió en ese fortín militar convertido en estación de trenes. San Andrés es un lugar, casi indescifrable y a punto de desaparecer, entre Placetas y Camajuaní. Pero en la memoria de los Yero es inmenso y duradero.

MATAGUÁ

MATAGUÁ
Era la estación más cercana a Manicaragua, el pueblo del Escambray donde vivía mi padre. Allí iba a dormir el tren mixto que recorría un enorme triángulo ferroviario que se extendía hasta Santo Domingo y Cumanayagua. En su andén había un viejo vagón abandonado, parecía una gabarra hundida en la tierra seca.

CHEREPA

CHEREPA
Aunque es un lugar completamente vacío que no aparece en los mapas, su existencia es innegable. Era usada por los viajeros para hacer combinaciones con los trenes de La Habana. La vieja estación de madera fue arrasada por un vendaval, pero la parada en vano que hacen los trenes es la prueba de que alguna vez allí hubo un lugar.

HORMIGUERO

HORMIGUERO
Esta foto fue publicada en The Cuban Review en abril de 1908, unos meses antes de que naciera mi abuelo Aurelio Yero. La estación del ingenio Hormiguero fue incendiada por los revolucionarios en 1958. En su lugar construyeron una pequeña casa de mampostería y tejas que aún se conserva. El ingenio, que después se llamó Espartaco, también fue consumido por un fuego aún más destructor: el de un país inviable. Solo cenizas hallarán.

PALMIRA

PALMIRA
Se dice que Palmira sólo produce dos cosas: raspadura y brujería. Pero al menos yo doy fe de una maravilla más: la sonrisa de una palmireña que, junto a su hermana gemela, tenía más demonios de los que se puedan reunir en una plaza pública. A una cuadra de esa estación hay un parque y allí fue donde Benny Moré le cantó por última vez al pueblo de Cuba.

CIENFUEGOS VIAJEROS

CIENFUEGOS VIAJEROS
Aunque ahora su entorno es muy diferente al que se ve en esta postal de principios del siglo pasado, hay otra diferencia más notable aún: la bandera ha sido arriada. Tener una insignia en alto en un edificio al que ya no pueden llegar los trenes, no es una buena señal.

CIENFUEGOS CARGA

CIENFUEGOS CARGA
Por sus andenes caminaron Antonio Maceo, Enrico Caruso y todos los personajes célebres que llegaron a Cienfuegos a finales del siglo XIX y principios del XX. Mi madre trabajó en ese edificio por décadas y dentro de él se quedaron atrapados muchos recuerdos de mi infancia. Se vino abajo cuando los trenes ya no volvieron. Ahora es un espacio vacío lleno de locomotoras muertas.

ARRIETE

ARRIETE
También pudo llamarse Ciego Montero, pues está muy cerca del manantial más famoso de Cuba. Allí también están las canteras de donde salen las piedras para todas las vías férreas del centro de la Isla. Agua y rocas, de eso está hecho Arriete.

CONGOJAS

CONGOJAS
No existe en el mundo un pueblo con un nombre más triste. Con su toponimia, este pequeño punto de la llanura cienfueguera fue un homenaje a la nostalgia de los emigrantes, hasta que se convirtió en un tributo a la desolación de Cuba, a la isla enteramente arruinada.

RODAS

RODAS
La Rodas de mi provincia no tiene coloso, aunque sí un trovador —Guillermo Portabales— que ha hecho canciones colosales. Mi abuelo trabajó ahí como jefe de estación relevante por los años 50 del siglo pasado. Allí lo sorprendió una huelga general, tuvo que regresar al Paradero de Camarones caminando por la línea. No puedo calcular todas las veces que le oí hacer ese cuento.

PERSEVERANCIA

PERSEVERANCIA
Cuando de niño oía hablar de la estación de Perseverancia, donde habían vivido mis tíos Cary y Rafelito, me la imaginaba inmensa, de la misma dimensión del gigantesco nombre que tenía. Aunque en realidad es una pequeña caseta de madera, en el recuerdo de los Yero sigue teniendo el tamaño con el que yo me la suponía.

AGUADA DE PASAJEROS

AGUADA DE PASAJEROS
En Aguada de Pasajeros se acaba mi provincia. De ahí en adelante comienzan los extraños pueblos de Línea Sur. Nunca la llegué a ver de día. Los trenes en los que pasé por ahí siempre viajaban de noche. Por eso Calimete, Amarillas, Guareiras y Unión de Reyes siempre me han parecido poblaciones dormidas bajo la fría madrugada de la llanura.

EL PARADERO DE CAMARONES VISTO DESDE EL CIELO

EL PARADERO DE CAMARONES VISTO DESDE EL CIELO
Una calle principal y tres callejones. Una estación de ferrocarril, un cine, un liceo, un bar, dos tiendas, una farmacia, una oficina de correos, una barbería y poco más de dos mil individuos a merced de un mar de cañaverales en ruinas que los rodea por todas partes. Allí el tiempo no lo miden los relojes sino los trenes cuando pasan.
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