Hay
un fragmento de película en blanco y negro en que un grupo de cubanos disfruta
de la libertad a golpes de mandarrias. Sonrientes, descargan todas sus fuerzas
contra un rostro de bronce. Es el de Gerardo Machado, quién acababa de ser
derrotado. Corría el 12 de agosto de 1933.
Lo
conseguido ese día apenas duró 19 años. El 10 de marzo de 1952, Fulgencio
Batista dio un golpe de Estado que le puso fin a la vida democrática en Cuba.
Durante las próximas seis décadas, los cubanos han llamado a la libertad de muchísimas
maneras, pero jamás han podido disfrutar de ella plenamente.
“Apenas
hace unos minutos el mayor Adonis y el primer teniente Guillarte me dijeron '¡Ángel
Santiesteban, felicidades, usted acaba de ser liberado!'"—así detalló el escritor el momento en que le dijeron
que podía volver a la calle. Antes de que se abrieran las puertas de la prisión,
el mayor y el primer teniente le aclararon las condiciones.
Ángel
Santiesteban ha escrito varios libros y ha merecido importantes premios
literarios, entre ellos el Casa de las Américas 2006. Su novela El verano en que Dios dormía recibió el
Premio de Novela Gaveta de Franz Kafka 2013.
Reporteros sin Fronteras había exhortado a las autoridades cubanas a que
retiraran todos los cargos presentados contra él.
A
cambio, el régimen apenas lo ha dejado salir a la calle, donde podrá moverse
sin que le pierdan pie ni pisada y tendrá la oportunidad de pararse en el
Malecón a mirar el mar. Ángel Santiesteban ahora disfruta de libertad
condicional, un estatus muy parecido al que se encuentran otros once millones
de cubanos.
En
verdad hay muy pocas las diferencias entre estar en libertad o en libertad
condicional en Cuba. La más importante de todas es la que ha prometido Ángel:
luchar hasta que llegue el día en que las mandarrias vuelvan a descargar todas
sus fuerzas contra los rostros de bronce.
1 comentario:
Escrito con tu acostumbrada luz.
Bendiciones, cubano.
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