Ya no alcanzo a ver aquella época.
Entre ella y nosotros
plantamos una fila de casuarinas.
Como un telón de fondo,
la hilera de pinos falsos
encubre todo lo que no fuimos,
lo que tratamos de ser,
lo que acabamos siendo.
Ya no alcanzo a ver aquellos años.
El muro de árboles tapa la luz
sobre la inmensa explanada.
Solo recuerdo el trasfondo
de una mañana de septiembre.
Nos habían formado
con la ropa de campo
y las manos entumecidas.
Parados en atención,
dijimos presente
y marchamos a sembrar
en dirección a una espesa llovizna.
Ya no alcanzo a ver aquel país.
Quedó del otro lado
de la cortina rompevientos,
de aquel muro de pinos falsos
que sirvió para que nos fuéramos
escabullendo,
uno a uno,
hasta conseguir
estar todos del otro lado
y ausentarnos
por el resto de nuestras vidas.
3 comentarios:
Uno nunca escapa de sus orígenes. Uno sí puede hacer el intento y personalizar esa patria que quiere y quiere ver.
ERES POETA, ESO ES LO QUE ERES.
Muy lindo.
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