15 diciembre 2014

El sueño de los guerreros


A mi compatriota Renay Chinea

Un día como hoy, hace 119 años, la historia pasó por un costado de mi pueblo y siguió de largo. Acampó unos dos kilómetros más adelante, en un punto que no aparece en los mapas pero que muchos libros recuerdan: Mangos de La Flora.
El 15 de diciembre de 1895 fue un día nublado. Según algunas fuentes bibliográficas, en los alrededores de Cruces (un triángulo ferroviario que se encuentra en el mismo centro de Cuba) caía una llovizna pertinaz. A todos los historiadores, incluso los que estuvieron presentes, se les hace imposible contar el combate con la misma celeridad que ocurrió.
La tropa del Generalísimo Máximo Gómez y el Lugarteniente Antonio Maceo apenas necesitó 15 minutos para derrotar al ejército español en la batalla de Mal Tiempo. Ese debe haber sido el cuarto de hora más largo de la historia nacional. 147 reclutas canarios y 4 cubanos perdieron la vida muy poco después del grito de “¡al combate, viva Cuba libre!”.
Claudio Yero, mi bisabuelo, vivía no lejos de allí. Por el patio de su casa pasó la columna invasora. Antes de ofrecerles leche y viandas, le ordenó a su mujer que se metiera en la casa. En la tropa venían decenas de negros desnudos. Algunos de ellos pelaban cañas con los machetes aún embarrados de sangre.
Acamparon en cuanto cruzaron la línea del ferrocarril. Los Mangos de La Flora siguió siendo un potrero por mucho tiempo. Durante mi infancia pasé incontables veces por allí. Solía detener mi bicicleta en busca de alguna señal de los guerreros, pero el silencio del monte y la indiferencia de los totíes fue siempre la única respuesta.
En 1995 construyeron un pequeño monumento. Desde entonces hay allí una armazón de cemento donde se representa un mapa de la isla y el trayecto de la gesta de independencia. A su alrededor, pastan las vacas y proliferan los bejucos, que avanzan como serpientes por debajo de la hierba de Guinea. 
La última vez que fui cayó un aguacero torrencial. Recuerdo que cerré los ojos, tratando de que el ruido del agua me ayudara a reconstruir los hechos. Nunca más la historia ni siquiera volvió a rozar mi pueblo, los dos mil individuos que permanecen en él han vivido ajenos a cualquier acontecimiento. 
Pero el 15 de diciembre de 1895, Máximo Gómez Báez y Antonio Maceo Grajales cabalgaron por el callejón de la Loma de La Rioja, cruzaron el camino de piedra de San Fernando, le dieron de beber a sus caballos en el mismo arroyo donde luego nos bañaríamos de niños y al final colgaron sus hamacas en una arboleda de mangas blancas. 
En el Paradero de Camarones nunca ocurrió nada extraordinario. Salvo un día como hoy, hace 119 años. Esa noche nuestros antepasados fueron testigos del sueño de los guerreros.

3 comentarios:

Renay Chinea dijo...

Coño, compadre!!. Me quede con ganas de seguir leyendo..!Que lindo leerte un día como hoy cuando cae sobre Catalunya la lluvia minuciosa. Cae o cayó... y tu me llevas a ese día que sin dudas sucedió en el pasado!.

Anónimo dijo...

Te leo por muchos motivos, pero uno de ellos es este deseo de conocer a esa Cuba tuya que algún día veré en persona y podré saborear y oler.
Este me encantó!

Anónimo dijo...

Volverá a ser 15 de diciembre?