Los viajes por Línea Sur nunca se acaban,
el tren avanza durante todo el día
y retrocede en la noche.
Los paisajes no cambian
y los pueblos,
una vez que se borran de la ventanilla,
se adelantar para esperarnos
unos kilómetros más adelante.
Los viajes por Línea Sur nunca empiezan
ni llegan a ninguna parte.
Pero no dejes que se te vaya el tren lechero,
no te bajes por más que parezca
que no se mueve.
Sólo las cosas que suceden en él
te pertenecen,
a eso es a lo que debes aferrarte.
3 comentarios:
¡Magnífico Camilo!!!
Quien no ha surcado las aguas turbias de un tren lechero; no es capaz de imaginar cuantos mundos con sus respectivas floras y faunas caben entre cuatro paredes cimbreantes, apenas móviles; obstinadamente intermitentes. Aventuras inolvidables, por suerte, recuerdos de una muy lejana infancia en el centro este de la isla...
Un bello poema, Cami. Me gusta mucho.
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