Al referirse a la crisis alimentaria, el dictador tiene la desfachatez de no mirar hacia esa enorme tierra baldía en que convirtió a Cuba. Cuando critica la producción de etanol para su uso como combustible, ni siquiera por pudor admite su enorme miopía al ordenar el desmantelamiento de la industria azucarera cubana, justo en el momento en que el precio internacional del azúcar y sus derivador se multiplicaba.
La población de República Dominicana ya supera los 8 millones. La de Cuba, debido a la creciente pobreza del país, se ha estancado en 11. La superficie cultivable de la primera es muy inferior a la de la segunda. Sin embargo, los dominicanos ya se autoabastecen en rubros claves como arroz, frijoles, carne de res, pollo y huevo. Cuba, incapaz de autoabastecerse en nada, le compra al vecino país parte de sus excedentes.
Con una pasmosa mezcla de indolencia y cinismo, Fidel se fue de Cuba. Los graves problemas que padece la Isla que mal gobernó durante medio siglo, no parecen interesarle en lo más mínimo. Todo su tiempo se va ahora en tratar de reescribir la historia y en vaticinar el inminente fin del mundo. En ambas cosas fallará, como falló en su intento de lograr una revolución liberadora y viable.
Después de él no habrá un diluvio. Si acaso, un aguacero en venganza.
4 comentarios:
Me gustó mucho.
muy bueno !!! lo comparto con mis amigos !!!
Que cuando escampe parezca nuestra esperanza...
ESTE MUCHACHO TIENE EL DEDO EN EL GATILLO, Y SIEMPRE DA EN EL BLANCO. TE SIGO LEYENDO. GRACIAS POR TUS ESCRITOS.
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