El Paso a Nivel es uno de los finales del Paradero de Camarones, de ahí en adelante empieza un mar de cañaverales que se extiende hasta Mal Tiempo, que es el punto hacia donde se dirige el callejón que atraviesa la línea del ferrocarril. A lo lejos se ve la torre humeante del ingenio.
Si se baja la vista se verá a una res moribunda que acaba de ser atropellada por el tren de las dos. A su alrededor, un mar de gente espera con los machetes en alto. El 15 de diciembre de 1895 ocurrió en Mal Tiempo una de las más importantes batallas de la Guerra de Independencia. Las tropas del generalísimo Máximo Gómez y su lugarteniente Antonio Maceo cargaron contra el ejército español.
El toque “a degüello” desató una carnicería que duró a penas unos minutos. Los insurrectos le causaron alrededor de 300 bajas al enemigo y en sus filas sólo reportaron cuatro muertos y la misma cantidad de heridos. El animal aún respiraba cuando la policía lo declaró muerto. El estado en que había quedado hacía imposible su recuperación.
Cuando el capitán dio la espalda, la multitud cargó al machete. Las piezas fueron desapareciendo, como un rompecabezas que nunca más podría componerse. Al final sólo quedó una silueta sanguinolenta sobre la hierba. Entre la multitud hubo dos heridos. A uno le faltaba un brazo y a otro una mano. Dos piezas que tampoco aparecieron.
Si se baja la vista se verá a una res moribunda que acaba de ser atropellada por el tren de las dos. A su alrededor, un mar de gente espera con los machetes en alto. El 15 de diciembre de 1895 ocurrió en Mal Tiempo una de las más importantes batallas de la Guerra de Independencia. Las tropas del generalísimo Máximo Gómez y su lugarteniente Antonio Maceo cargaron contra el ejército español.
El toque “a degüello” desató una carnicería que duró a penas unos minutos. Los insurrectos le causaron alrededor de 300 bajas al enemigo y en sus filas sólo reportaron cuatro muertos y la misma cantidad de heridos. El animal aún respiraba cuando la policía lo declaró muerto. El estado en que había quedado hacía imposible su recuperación.
Cuando el capitán dio la espalda, la multitud cargó al machete. Las piezas fueron desapareciendo, como un rompecabezas que nunca más podría componerse. Al final sólo quedó una silueta sanguinolenta sobre la hierba. Entre la multitud hubo dos heridos. A uno le faltaba un brazo y a otro una mano. Dos piezas que tampoco aparecieron.
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