En el Paradero de Camarones nunca se moría nadie. Por muchísimos años todo se mantuvo inalterable, como si hasta los ancianos más débiles hubieran decidido aguantar. Perduramos un largo tiempo sin la necesidad de guardar luto ni involucrarnos en los menesteres siempre difíciles que la muerte trae consigo.
Cuando se creó el Poder Popular, en 1976, el primer planteamiento que le hicieron a Yuyo, el Delegado, fue la necesidad de que se construyera un cementerio. Luego se habló de la posibilidad de que el Liceo (que a falta de parque era nuestra plaza pública) se habilitara como una funeraria provisional, de manera que los velorios no tuvieran que celebrarse en las casas o trasladarse a Cruces.
Todas esas previsiones no eran más que una impaciente angustia. Pero tantos años esperando la noticia hizo que algunos llegaran a sospechar que algo raro estaba pasando. Alguien, incluso, llegó a sugerir algún contagio de inmortalidad. Por eso, aunque las más beatas se persignaban cuando lo admitían, el deseo de que por fin se produjera la defunción se fue generalizando.
Nunca se logró el cementerio, nada se avanzó respecto a la funeraria definitiva. Todos, sin embargo, con un silencio morboso, esperaban la carroza.
Cuando se creó el Poder Popular, en 1976, el primer planteamiento que le hicieron a Yuyo, el Delegado, fue la necesidad de que se construyera un cementerio. Luego se habló de la posibilidad de que el Liceo (que a falta de parque era nuestra plaza pública) se habilitara como una funeraria provisional, de manera que los velorios no tuvieran que celebrarse en las casas o trasladarse a Cruces.
Todas esas previsiones no eran más que una impaciente angustia. Pero tantos años esperando la noticia hizo que algunos llegaran a sospechar que algo raro estaba pasando. Alguien, incluso, llegó a sugerir algún contagio de inmortalidad. Por eso, aunque las más beatas se persignaban cuando lo admitían, el deseo de que por fin se produjera la defunción se fue generalizando.
Nunca se logró el cementerio, nada se avanzó respecto a la funeraria definitiva. Todos, sin embargo, con un silencio morboso, esperaban la carroza.
6 comentarios:
Excelente retrato de "la situación".
El título copia muy bien esta mezcla de velorio y carnaval que se avecina.
Excelente Camilo!!! Tu blog es un punto obligatorio en mi recorrido diario por internet. Te agradezco eso. En Montevideo hay una cubanita que se fue con el siglo que te admira. En un viaje que hice a Argentina me llamó la atención las estaciones de trenes tan lindas que hay allá. están abandonadas pero les hice fotos a algunas porque saltan a la vista, ya te las mando. Un abrazo
Habrá un carnaval con muchísimas carrozas el espectáculo sera a lo Tropicana. Ya verás. Excelente tu alegoría.
Fíjate que no estoy tan segura. En primer lugar porque, como ya he dicho en otros lados, no creo que nunca (o al menos próximamente) vaya a darse oficialmente esa noticia. Ojalá me equivoque. En segundo, el carnaval puede ser en la Calle 8, pero ¿en Cuba?... Tal vez un carnaval "interno", ¿pero público?... Recuerdo el día que anunciaron en la Televisión Cubana la muerte de Kim Il Sung; las coreanas lloraban desconsoladas en las calles al paso de la carroza fúnebre del dictador... Ese día dije: "Así mismo va a ser aquí"... El tiempo no me ha cambiado ese presentimiento.
Qué bonito el cabezal nuevo...
Yo creo que todos los cubanos están locos por esa oír esa noticia, incluso los más revolucionarios quieren quitárselo de arriba. Nos tiene frenados en seco a todos. Yo estoy loco por abrir un vino que tengo en casa. Me avisan.
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