Ni Santa Claus ni los Tres Reyes Magos tenían permiso de entrada al Paradero de Camarones, por eso el que nos traía los juguetes era el camión del MINCIN (Ministerio de Comercio Interior). La fecha de entrega tampoco era el 6 de enero, sino un día de julio en el que siempre llovía y las horas se estiraban como si tuvieran un muelle en cada minuto. Una semana antes se hacía un sorteo.
Aracelia y su hijas, Nancy y Aracelita, echaba todos los números de los núcleos (que es el nombre por el que se llamaba a las familias en el borde superior de la Libreta de Abastecimiento) y los iban sacando de uno en uno. Con ese mismo orden consecutivo los niños podíamos pasar a comprar los juguetes. Mi suerte siempre fue pésima, pero en los dos últimos años me tocaron el 4 y el 2.
Con el cuatro alcancé un tren enorme, con estaciones, puentes, túneles, pasos a nivel y una locomotora con la luz encendida que pitaba al cambiar de vía. Con el 2, me compré una bicicleta de hembra (había ido una sola de varón y le tocó al 1). Básico, no básico y dirigido. Teníamos derecho a tres juguetes. El primero con un costo superior a los 6 pesos, el segundo de 2 a 6 pesos y el último, que sólo costaban centavos, era el que te dieran, de ahí su nombre tan preciso.
Ni Santa Claus ni los Tres Reyes Magos significan nada para mí. Cuando los conocí ya había perdido la inocencia que se requiere para creer en ellos. En Cuba, además, era poco probable que tres hombres a camello circularan libremente sin ser detenidos, los venados de Santa Claus tampoco hubieran salido con vida del primer pueblo al que bajaran. Ni la Nochebuena ni el Día de Reyes me traen ningún recuerdo. Ninguno de esos regalos llenos de lazos y dedicatorias que rodean a los arbolitos me llaman la atención.
En cambio, cada vez que se acerca julio y veo un camión como los del MINCIN (eran Mercedes Benz y aquí en República Dominicana hay muchos), una extraña felicidad me estremece. El sonido estrepitoso de su motor diesel me emociona más que cualquier villancico.
11 comentarios:
De haber empezado por ahí la historia, muchos dominicanos entenderiamos tu fobia-Navidad.
Beso,
Vielk
Hola Camilo,
No creo haberte expresado antes lo mucho que disfruto tu blog.
Gracias por que con este escrito también reivindicas a muchos que aun viviendo en democracia y libertad fuimos estafados en nuestros sueños infantiles por los tres ‘hijos de su madre’, racistas y clasistas que se hacen llamar reyes magos.
Al tal ‘Santa cló’ solo lo conocí por postales que mandaba la familia desde Nueva York y nunca olvido la impresión de viejo verde que me provocó al verlo tan fresco sentándose niños en las piernas.
Mi real pique es con los tres bandidos supuestos a enaltecer mi colección de buenas notas en la escuela, la dedicación a los oficios de la casa y mi bien ganada reputación de niña ‘buena gente’. Esos tres salteadores, sin ninguna consideración premiaban a la ‘malapalabrosa’ de la vecina y al irrespetuoso del hermanito con la lista de juguetes que mis hermanos y yo solíamos pedir, resignándonos en cambio una desabría lista de jueguitos encabezada por un juego de ‘yas’, un pin pon y unos fuñíos pitos. Luego del timo de cada mañana del seis de enero se oía mi reclamo, ¡Coño yo lo que quiero es una barbie!
Muy lindo, Camilo.
Amigo, me has removido recuerdos muy guardados -o conservados- con esa historia de los juguetes. Me gustaria leer ahora una crónica de las generaciones que no conocieron de ese camión del MINCIN, ni del sorteo, ni de los tres juguetes para todos.
Ahora las tiendas se llenan, sobre todo en esta etapa, de bellos y sofisticados juguetes, incluso de los que no vimos nunca en aquel repartir justo si lo comparamos con lo que hoy sucede en que hay que adquirirlos en divisa, es decir en el dinero que no ganamos.
Ahora hay que destinar un salario integro para repetir la historia de los tres juguetes que tu evocaste para incendiar esos recuerdos que tan bien guardados yo tenía. Gracias, amigo Camilo, un abrazo, aristides.
muy cierto, como olvidar esos tres juguetes, o mejor dicho esas tres posibilidades de tener juguetes, los cuales no daban tiempo a que duraran hasta el próximo año, en mi caso algunos años debía cederle uno a mi hermana menor.
camilo, yo soy gente de papel. toda mi vida lo que he leido son libros. inluso cuando era editora habia alguien que metia en la computadora todo el manuscrito porque en aquel tiempo (ni ahora) la gente tenia computadra en cuba.
soy vieja, tampoco considero un manuscrito algo que yo imprima.
te pido un favorsotote. haz una selecion y mandamela en hard copy. yo le hago el prologo te lo someto (un prologo bien corto, solo de la genesis de estas vinetas y de la impresion que me causan como lectora, y algo mas que la ola encrespada del elefantico me sugiera).
te lo someto y nos ponemos a cazar editores. si wendy guerra y zoe valdez encuentran y son un para de escritoras histericas, ?como no vas a encontrar tu?
mi direccion
blanca acosta 47 birchwood lane, jackson, tn 38305 usa.
y para embullarte te mando la imagen microscopica de un embrion de un crustaceo microscopico, lo microscopico de lo microscopico, como la politica de la castrostofe.
espero respuesta,
un abrazo,
ba
Hola, Camilo, soy cubana como tú pero no me tocó ni siquiera eso del básico no básico y dirigisdo. Soy de la sgeneración del periodo especial y me tuve que adaptar a vivir sin ilusiones desde chiquitica. vivo en Miami y leo tu blog todos los días. Gracias por volver a escribir porque tuviste una rachita mala que no hacías nada. Te admiro mucho. Gracias a dios que vives lejos de aquí porque suino te iba a discutir. ja ja ja. Es broma mi novio tambien te admira. un abrazo chico yo soy de Matanzas y creo haberte visto en la Casa del Escritor una vez. Sólo que ahora estás más lindo. Un abrazote y feliz 2009. Te deseo lo muismo que se muera ese tipo.
Qué lindo, mijito... Nosotras también tuvimos siempre una suerte pésima en los sorteos esos... pero como soy bastante más viejita que tú, todavía tengo recuerdos de un par de Dias de Reyes, con juguetitos bajo el árbol y cabalgata por las calles de Santiago.
Besos de tu abuelita.
Hola Camilo:
"Vas bien" con ese blog tuyo, y alguna vez si quieres puedo contestar algunas preguntas. Me gustó (aunque no sin cierta tristeza) lo del tren y el Día de los Reyes. Ayer precisamente le regalé un tren muy lindo al hijito de nueve años del escritor Enrique del Risco.
Yo estuve hace poco en Santo Domingo; qué pena que no nos vimos personalmente.
Feliz 2009.
El Paq-Man (D'Rivera)
Coño asere la partiste con eso. buenisimo. estoy de acuerdo con la matancera. no dejes de escribir que tus cosas le alegran la vida a uno. un abrazo
grasias al que pudiera comprarlos, todos nosotros teniamos que vender el basico para poder comprar los otros
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