ALCO FA2 al frente del tren Santiago- Habana. |
Diana apenas tenía cinco años, pero recuerda el olor del alquitrán y el sonido sordo de la enorme locomotora. La familia no fue a despedirlos a la estación de Santiago. La división y el odio impuestos por el régimen ya habían tomado asiento en los hogares cubanos. Ellos se iban y, además de la condena a trabajos forzados, en sus maletas debían cargar con el repudio de sus seres queridos.
El tren nocturno de Santiago a La Habana es el último recuerdo que le queda a mi mujer de su infancia en Cuba. Los Sarlabous Sosa viajaron en un compartimento con literas. Esperaron a que la máquina salvara la cuesta más empinada del camino y atravesara las calles de El Cristo.
El pueblo donde habían vivido ya dormía, apenas alumbrado por las bombillas de los postes. En silencio, vieron pasar su lugar en el mundo por la ventanilla. Luego se acostaron y ahí empieza, como una película, el último recuerdo que tiene del país donde nació.
La ALCO Mil Seiscientos, avanzaba a través de la llanura camagüeyana, primero, y las alturas de Santa Clara, después. Quizás sobre Matanzas se les hizo de día, pero ella no recuerda ninguna claridad en el trayecto. Tampoco la llegada a La Habana, ni los vuelos a México y Santo Domingo. Es como si el tren se hubiera hecho cargo de todo el viaje.
La única de aquellas 12 máquinas —adquiridas por los Ferrocarriles Consolidados en 1951— que ha llegado a nuestros días, se exhibe en el parque de Baconao, en Santiago de Cuba. Ese cascarón es todo lo que queda del país del que se fue. Todo lo demás ha desaparecido o derrumbado.
Sólo esa ALCO Mil Seiscientos, silente, vacía, prueba que ella estuvo en Cuba, confirma esos cinco años que pasaron antes de que República Dominicana le entregara un salvoconducto y la hiciera libre. La locomotora que se llevó a Diana aún retumba en su cabeza, sobre todo si el olor a alquitrán reaparece.
3 comentarios:
Bueno para no haber estado ahí en esa despedida, esta muy bien contada xq esa fue para ella q era la más pequeña de la casa
Para mi en lo particular fue muy drástica ya q se nos iba otra parte de la familia con las q ta tenía yo 10 años. Ya habíamos perdido entre comillas a los abuelos y mi tía lilia y ahora nuevamente a mis tíos y primos
Q es una pena q en aquel entonces no había Internet solos las cartas y fotos q pudimos recibir xq la correspondencia de aquel entonces era muy perseguida y lastimada las familias
Y acá nos fuimos costumbrismo a esta desunión de las familia sin saber el daño q iba causando sicologicamente, pues todos vivíamos juntos éramos 5 niños y quedamos sólo 3 a la misericordia.
Ana Marrero, querida prima. Ese rompimiento causó mucho daño en todos. En el caso de mi papá fue muy traumático porque fue su familia, como cuenta Camilo, la que no fue a despedirnos a la estación. Tengo muy pocos recuerdos de aquellos cinco años que viví en Cuba. Tuve la suerte de poder visitar mi tierra con mis padres en el año 2011 y posteriormente con Camilo, eso me ayudó a sanar parte del dolor causado por la pérdida. Un abrazo mi querida prima.
En ese tren nos fuimos todos..! Es infinito, es múltiple, es unánime! Como los caminos que trazan las ráfagas de viento, en el suelo árido, de un país desierto.! Y todos los viajes nos llevaron a Roma. Y ahora nos miramos en medio del festín que fue la libertad.. y nos congratulamos, por habernos escapado de aquella horrorosa pesadilla..! Que bueno que estás para contarlo..!
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