Hace 10 años que me rendí a su belleza y su autoridad. Desde entonces no me puedo separar ni de su olor. Todas las madrugadas a las cinco, cuando suenan su teléfono y el mío, nuestros pies se buscan y se dan los buenos días. Poco después lo hacemos nosotros. A partir de ahí, lo compartimos todo.
Solo hay una cosa que disfruto más que despertar junto a ella: cada sueño que hemos compartido, tanto dormidos como despiertos. Nunca había vivido con tanta intensidad cada día, semana, mes, año… Incluso disfruto cuando peleamos, porque no hay nada más rico para mí que reconciliarme con Diana Sarlabous.
Alejandro Aguilar, quien es el máximo responsable de que nos conociéramos, compartió hace poco una frase de Naguib Mahfuz: “Tu hogar no es donde naciste; el hogar es donde todos tus intentos de escapar, cesan”.
Aunque la estación de ferrocarril del Paradero de Camarones ya esté en ruinas, me gustaba decir que ese era todavía mi hogar. Ahora también puedo asegurar que soy del lugar donde viva junto a Diana Sarlabous.
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