28 agosto 2019

La Habana ya puede vivir de su memoria

El mejor programa de radio de Cuba (como el mejor pan, las mejores croquetas, el mejor café, las mejores minutas y todo lo que tenga que ver con los sabores y la identidad de la isla) se hace en Miami. Un reducto de cubanos, incapaces de darse por vencidos, son los culpables.
El día que lo conocí sentí una gran envidia. La revista El Caimán Barbudo nos había convocado a un recital de poesía. En el público había una rubia preciosa (una versión pinareña de Olivia Newton-John). Ya le había dedicado una plaquette y estaba a punto de besarla cuando llegó él.
Al final del recital los vi irse 23 abajo, en dirección a la Rampa. Mi plaquette se quedó en la silla donde ella estaba sentada. Con rabia, le arranqué la primera hoja y se la dediqué a una matancera (no tan linda, es cierto, pero muchísimo más fiel a mis versos).
Debía detestarlo. Pero es imposible estar cerca de Ramón Fernández-Larrea sin admirarlo y quererlo, a él y a todo lo que va creando a su paso. Es por eso que estoy aquí, celebrando el cuarto aniversario de Memoria de La Habana, el programa de radio con el que Ramoncito se ha propuesto “rescatar a un país del olvido”.
El poeta no está solo en semejante quimera. Le acompañan Danilo José, Herick de Haro, Jaime Almiral y Miguel Grillo. A ellos cinco hay que agradecerle que exista una Cuba intacta, a salvo de las ruinas y el totalitarismo, a disposición de nuestros oídos.
Gracias a su página web, todas las ediciones de Memoria de La Habana están disponibles. Para los que elegimos vivir en el exilio, ya es prácticamente imposible volver al país que dejamos atrás. Pero aún estamos a tiempo de regresar a la Cuba que nos define, a esa nación que le debemos nuestra manera de ser.
Si todavía no has oído (¡y vivido!) la experiencia, solo tienes que dejar de leerme y hacer click aquí. Gracias otra vez, Ramoncito, Danilo, Herick, Jaime y Miguel por librar esa pelea cubana contra el olvido. Por ustedes La Habana está a salvo, porque puede vivir de su memoria.

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