Diez
muertos y la destrucción de toda la costa norte del país no ha sido suficiente. Raúl Castro sigue sin salir de su guarida. Esa es la razón por la que Diario de Cuba —desde una nota editorial—
y millones de cubanos —desde el desamparo y la indignación— preguntan dónde
está.
“Mientras
el presidente de Francia, el secretario del Exterior de Gran Bretaña y el rey
de Holanda visitaron el martes los territorios caribeños asolados por el
meteoro, el general sigue sin dar la cara a los cubanos, a los que sí ha pedido
‘confianza en la Revolución’”, comenta la publicación.
Aunque
Granma publicó un llamado al pueblo
donde aseguraba que “la Revolución no dejará a nadie desamparado y desde ya se
toman medidas para que ninguna familia cubana quede abandonada a su suerte”, miles de hogares que lo perdieron todo siguen sin recibir la más mínima ayuda.
A
sus 86 años, el dictador cubano no está en condiciones físicas ni mentales de
comandar la recuperación del país. Esa debe ser la razón fundamental por la que
no lo sacan a la calle ni siquiera a proferir consignas o arengar un tumulto de
acólitos.
Irma
desnudó las miserias de la revolución y dejó en evidencia la ineptitud de sus
líderes. Cuba ya se sabe incapaz de alcanzar la gloria que le habían prometido
y, tal como vaticinó su Comandante en Jefe, se hunde en el mar… de sus propias
ruinas.
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