Ray Charles toca en la habitación
oscura.
La madrugada de Santo Domingo
apenas acaba de empezar.
Sin encender la luz,
moviéndome con mucho sigilo
para que no te despiertes,
busco los audífonos
y le pongo música a mi insomnio.
Puedo oír a las chicas del coro
chasqueando los dedos.
El resto de los sonidos
corren a cargo del piano
y varias panderetas.
El abismo se mantiene
aun después que mis ojos
se acostumbran a la oscuridad.
No veo nada,
pero Ray me guía
por el largo camino hacia el amanecer.
Ya se oyen los aplausos,
va a empezar la próxima canción.
Aunque yo también me he quedado ciego,
sé que estás a mi lado;
nada me asusta
cuando la luz de tu sueño me espera.
cuando la luz de tu sueño me espera.
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