Ahora, cada vez que miro el mapa de La
Florida,
señalo la ruta del avión
que volvió a la costa con los motores
apagados.
Debajo de los círculos que describimos,
mientras el aparato descendía
sobre la tramoya de casas,
campos de golf
y lagos artificiales,
dibujo siempre aquellas aves desconocidas
que te pasaron por encima
en el parqueo del centro comercial.
No olvido el gesto que hiciste
para quitarle la cara al viento
y cubrir la más reciente de todas tus
cicatrices.
Así mismo apareces en el mapa de La Florida,
de espaldas,
con las manos en el cuello
y los ojos cerrados del miedo,
mientras yo te abrazo
del mismo modo que lo hice la primera
vez,
en aquel aguacero torrencial
que se armó en Santo Domingo
para que por fin nos conociéramos.
Fíjate bien en el mapa de La Florida
para que veas lo que te digo.
Sobre sus marcas aún sucede
el viaje de regreso a la costa,
aquel acto de acrobacia sobre la tarde
inmensa
en que nos mirábamos en silencio,
detrás del rastro que dejan las aves
cuando todo en el mundo está en riesgo de apagarse.
cuando todo en el mundo está en riesgo de apagarse.
4 comentarios:
Mucho, es mucho lo suyo guajiro, se disfruta, gran abrazo
JC Recio
Usted tiene el brazo caliente, compay, ¿qué lo tiene así, el Brugal o la cubanita de ojos azules? Esto es un poemazo.
DE ACUERDO CON MICHEL, POEMAZO!!!!!
Adoro el silencio que te hace producir estas cosas.
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