Sigo sin saber con qué palabras
se hace un poema,
me resulta demasiado difícil
dar con las respiración adecuada.
Ya no creo que pueda dominar
el timbre de voz del silencio,
ese ritmo arcaico que debe tener
lo que nunca se oye.
Si partí a los hechos en versos
se debió a la forma
en que ocurrieron las cosas.
Si mencioné a la noche
o a la Luna llena
y repetí algunos términos
con tono grave,
casi solemne,
fue por falta de destreza,
por miedo a lo incognoscible.
Siendo del todo honesto,
solo quise
dejar constancia
de aquel momento crucial
en que los surcos de tu vientre
se convirtieron
en la superficie del mundo.
Ahora decide tú si eso es poesía.
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