El cardenal Jaime Ortega habló a los cubanos desde un set de
televisión. Aunque debía simular un púlpito, la escenografía se acercaba más a
un decorado doméstico (la saleta de una casa o ese misterioso rincón donde las
abuelas duermen la siesta).
A la izquierda de su señoría, una mesita sostiene la cabeza de un
cristo. Parecería de mármol, pero ya es sabido que en la televisión todo es de
yeso. A la derecha, como telón de fondo, en orlas doradas, una foto donde el propio
Ortega saluda efusivo a Benedicto XVI.
Más que una autoridad religiosa, se parecía a una de aquellas
señoras que anunciaban el próximo programa en la televisión cubana de los
setenta. Sus palabras le hubieran quedado más creíbles a Dignorah del Real,
Marianita Morejón o Nela del Rosario.
-¿Por qué el Papa viene a Cuba?- se preguntó con voz engolada.
Antes de responderse a sí mismo, recordó la visita pastoral que
hiciera Juan Pablo II hace 14 años. “Entonces Benedicto XVI era simplemente el
Cardenal Ratzinger y estaba al frente de la Congregación para la Doctrina de la
Fe”, aclaró sin perder el engolamiento.
Aún sin alcanzar el motivo de su intervención, Ortega habló de las
“condiciones especiales” que vive Cuba. Con ese ridículo eufemismo resumió todo
lo que no se atreve a llamar por su nombre. Fue entonces que estuvo listo para
anunciar que el Papa va “a buscar la verdad”. Justo él, que le rehúye tanto.
Eso fue todo lo que ofreció Ortega: la imagen penosa de un
individuo dócil y apoltronado, que le da las gracias a la televisión por permitirle
comunicarse con “sus amigos de Cuba” (sic). Ahora hay que esperar que aterrice
el pastor alemán, quien se ha autoimpuesto la encomienda de restaurar la fe de
los cubanos (¿a cual de tantas se refiere?).
Casi al final de su mensaje, Ortega describió la primera vez que se arrodilló frente a Ratzinger (ya vestido de Benedicto XVI): “Tomó mis manos y me dijo palabras muy cariñosas”, aseguró con la mirada perdida. No pude superar esa imagen, me costó mucho trabajo retomar el hilo de sus sinuosas palabras.
3 comentarios:
admiro tu valor soy católico y digo que tienes la razon.
Si ese senior es cardenal es porque dios lo quiere pero reconozco que no es lo que cuba necesit es muy flojito con la dictadura deja que hagan lo que les da la gana con el y con los cubanos
EL CARDENAL ES EL NOVIO DE LA HERMANA DEL BARBUDO CABALLERO DEJEN LA BOBERIA
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