Para Edwin Ruiz y Vianco Martínez,
su honestidad me sigue inspirando
Cada vez que reviso la lista de los firmantes dominicanos del último pataleo de la dictadura cubana, no se me ocurre otra cosa que calcular el precio real de un favor y las consecuencias de sus intereses. Mi hija Ana Rosario es hija del exilio. Creció y se formó fuera de Cuba, pero ese hecho no ha empeñado la conciencia de sus padres ni la libertad de nuestras opiniones. Cada vez que su madre o su padre se han sentido en el deber de denunciar una injusticia, nada ni nadie ha podido taparnos la boca.
Los estudios universitarios de una hija o de la hija del esposo de la hija, un homenaje en una institución cultural, un fin de semana en un hotel cinco estrellas de Varadero, los auxilios sexuales de un efebo de la Seguridad del Estado, una consulta gratis de un babalao o los remordimientos de la nostalgia no son suficientes. Nada justifica la infamia, ni siquiera lo que alguna vez aprendimos como justo nos puede impulsar a ser injustos.
De todos los nombres dominicanos que apoyan los más recientes actos criminales de la dictadura de mi país, solo lamento el de Víctor Víctor. Vitico es un artista que, me consta, se basa en los resortes más auténticos que puedan inspirar a un creador. El resto es totalmente prescindible. Historiadores que nunca harán historia, cineastas que jamás han hecho una película, poetisas que cualquier antología eva(diría) y teatristas que sobreviven en el foso de la mediocridad.
Afortunadamente son muchísimos más lo dominicanos, revolucionarios y justos, que condenan el régimen que destruye a mi país. Por suerte son muchísimos más los quisqueyanos que no tienen favores que pagar y ponen por escrito su grito de solidaridad con el pueblo de Cuba.
4 comentarios:
Pues por mi parte pasé revista a la lista de los cubanos en esa infamia de carta, y sólo vi uno que me dolió, Descémer Bueno, además de algunas caras conocidas, Retamar, por supuesto, la Pogolotti (ciega ahora también con esto la tienen), Rembert Egües, Roberto Chile, Thais Valdés (radicada en México hace rato), y para de contar. Otros muy mediocres como el director de teatro Huberto Llamas, el trovador José Luis Barba y el actor Luis Ubaldo Benítez, en un mar de firmas desconocidas de cubanos que sólo Dios sabe cómo entraron a Internet, o desde dónde.
El circo ya comenzó, amigo mío. Arriba, coge tu firmita aquí.
Camilo, este Fogonero no tiene desperdicio. Es una pequeña crónica maestra.
Camilo, tienes razón, la dictadura se ha quedado sin el apoyo de los grandes itelectuales latinoamericanos. Salvo excepciones, es esa masa mediocre y dependiente de sus favores (ECONOMICOS, DE SALUD, TURISTICOS O SECXUALES, como tan bien los defines) los que se mantienen atados a ella y justifican cualquier atrocidad por tal de poder seguir teniendo las puertas abiertas allá. Lo de Pablo es una barbaridad. Una tremenda barbaridad.
Camilo es que de aquí desde aquí como vecino solo vemos el fuego fatuo que descarga la artillería comunista desde el firmamento cubano, visto desde el ángulo del cariño fraterno y el trauma de nuestras intervenciones yanquistas de la historia pasada nos confundimos, nos sentimos solidariamente empujados a creerle su discurso manido e incendiario.
No nos juzgues como antes te he dicho es una tarea primariamente cubana desvestir y mostrar las celulitis y las empellas de este régimen que mantiene famélico al común del cubano encerrado en su isla por cadenas cada día mas materiales y menos ideológicas.
No juzges a Víctor él tienen el corazón detenido en tiempos pasados sujeto a una guitarra y el corro de Silvio y Pablo no les deja escuchar los lamentos de las damas de Blanco o las cadenas de loas muñecas de los presos políticos a ustedes les toca como nos ha tocado a nosotros transformar su realidad concreta después igual y como siempre unos los aplaudirán y otros le profetizaran su fin.
Yo igual fui una ferviente admiradora de esta revolución que hoy agoniza aplastada por los vicios burgeses que dijo desterrar. Yo al igual que muchos siento que es una tragedia este fracaso.
Publicar un comentario