Renay Chinea y yo hemos fundado el Taller Literario Batalla de Mal Tiempo. No, nos referimos al combate de Gómez y Maceo con un regimiento de aterrados adolescentes canarios, sino al cañaveral donde ocurrió el hecho, que divide a su pueblo del mío.
Hace unas semanas trato de ponerle punto final a un cuaderno de poemas y viñetas que publicaré en enero. En “Estación del Norte”, reúno textos que he ido escribiendo durante nuestros viajes a España. Cada vez que tengo un texto más o menos terminado, lo comparto con Renay.
Ayer le mostré uno de los poemas que me ha costado más trabajo terminar. En él me refiero al libro “España, aparta de mí ese cáliz”, de César Vallejo. El texto empieza por el adolescente que fui, al que le fascinaba ese libro, y termina en el viejo que soy y la relación que sostengo hoy con esos versos.
Reacción de Renay: “Tengo la sensación de que, si le das un poco más de manigueta, te saldrá más largo. Vaya, que estás como Héctor Olivera: metiste una línea contra la cerca y te quedaste cómodamente en primera”.
Ahí empezamos a trabajar y al final logré acercarme a lo que él me decía. Pero anoche le di más vueltas y acabé cambiándolo totalmente desde la mitad hasta el final.
Reacción de Renay: “Ganó mucho. Pero si lo metes debajo de colchón y lo sacas mañana, vas a ver que el betún le da más brillo. Si sientes que has peleado mucho con él, ignóralo un rato. ¡Y métele un yiti después, desprevenido!”.
En enero les comparto el libro. Pero desde ahora les anuncio que sus posibles aciertos se deben, en gran medida, a los consejos que me dieron en el Taller Literario Batalla de Mal Tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario