21 mayo 2019

La historia del ferrocarril cubano se deshace de la revolución

A la izquierda, la edición original (1987) de Caminos para el azúcar 
abierta en el "Epílogo". A la derecha, la edición de Boloña (2017).
El libro Caminos para el azúcar, escrito por Oscar Zanetti Lecuona y Alejandro García Álvarez, ha perdido 10 páginas. La más importante historia de los ferrocarriles en Cuba omite en su segunda edición (Boloña, 2017) el “Epílogo” dedicado a la etapa revolucionaria y al futuro.
Hacia el final de la primera edición (Ciencias Sociales, 1987), los autores le regalaban a la etapa revolucionaria los elogios y reconocimientos que tanto les escamotearon a los visionarios que impulsaron, construyeron y desarrollaron la admirable red vial. 
“Las obras que actualmente se ejecutan, los modernos equipos adquiridos, la nueva generación de trabajadores que se forma, constituyen la más sólida garantía del futuro ferroviario del país. Los ferrocarriles cubanos se adentran así en una nueva etapa que habrá de aportar las páginas más hermosas y brillantes de su larga historia”, aseguraban Zanetti y García.
30 años después de esa temeraria afirmación, el ferrocarril cubano se encuentra en un estado realmente paupérrimo. Cacharros obsoletos o de pésima calidad, adquiridos en China, Irán y Rusia, circulan muy de vez en cuando por las líneas principales y los pocos ramales que aún no han sido demolidos.
Locomotoras que antes solo se destinaban al transporte de caña, ahora arrastran trenes de viajeros que llegan a su destino hasta con un día de retraso. Pero la peor consecuencia de tanta incapacidad y desidia es la pérdida de una cultura que antes definió el carácter y el sentido de pertenencia poblaciones enteras.
No se si fue censura, autocensura o vergüenza. Yo al menos lo asumo como un acto de justicia. El “Epílogo” de Caminos para el azúcar era un insulto a todos los que convirtieron al ferrocarril cubano en un patrimonio, tanto material como inmaterial.
Lo que pasó con esas 10 páginas acabará ocurriendo con muchas otras en muchos otros libros. La verdad, como los trenes, puede retrasarse, desviarse o incluso fallar. Pero siempre llega a su destino, tarde o temprano hace su entrada en el andén de su destino final. 

1 comentario:

Guillermo Vazquez dijo...

Mi querido amigo, no creo que se halla hecho justicia. Eso de "desaparecer" paginas de un libro sin dar explicaciones es cosa del Estalinismo.Yo no creo ni en censuras ni autocensuras y si en un revisionismo objetivo de la historia.El dia que se publiquen las razones de la eliminacion de dichas paginas, entonces se habra hecho justicia!