Hoy me pasé el día escribiendo. Tratando de hacer literatura, quiero decir. Trabajo en algo cuyo título es Atlántida. Cuando uno insiste en ser escritor al borde de los 50 años, ya no lo hace con ese afán de trascender que se tiene en la juventud y mucho menos por vanidad.
Lo hace porque no le queda más remedio, porque de lo contrario acabaría asfixiándose con todas esas ocurrencias que tiene trabadas dentro del cuerpo. Hace unos días encontré el primer borrador de esta idea, es de 1993. Tiene la misma edad que mi hija Ana Rosario. Todos estos años ha tenido muchas formas y tonos. Ninguno me gusta hoy.
Insisto, no sé si la novela en la que trabajo será buena, regular o mala. Francamente, no me importa. Me basta con la felicidad que me da pasarme un día entero viviendo todo lo que viví hoy, encerrado en mi espacio de trabajo, regresando a lugares a los que solo puedo volver a través de las palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario