El
1 de enero de 2010, Jorge Dalton pasó por Ciudad México –junto a su amada Susy
Caula— con la intención de llegar a Acapulco. Un amigo suyo se había comprado
una casa en un terreno que había sido de Erroll Flint y él quería filmar la propiedad
de Johnny Weissmüller, que estaba justo al lado.
Nada
de eso fue posible, porque Lichi Diego lo convenció de que lo filmara hablando
de Cuba, de su experiencia dentro de esa “gesta que sedujo a unos y maldijo
a otros”, de Informe contra mí mismo y,
sobre todo, tratando de explicarnos “cómo, cuándo y por qué fuimos perdiendo la
razón y la pasión”.
Como
la grabación no se hizo con una cámara profesional, Dalton trató de repetirla.
Pero ya era demasiado tarde. Lichi estaba gravemente enfermo y murió pocos
después, en julio de 2011. Durante mucho tiempo no supo qué hacer con aquellas
cuatro horas de conversación. En un momento, inlcuso, pensó en donarlas a una
universidad en Estados Unidos.
–¡No
lo hagas, no lo hagas! —Le repetía Susy— ¡Algo se te va a ocurrir!
Y
tenía razón, gracias a su insistencia hoy existe En un rincón del alma (2016), un testamento en formato de documental
y nuestra última oportunidad para seguir hablando con Lichi. Asistí a la
proyección en Santo Domingo con un grupo de amigos cubanos. Algunos tuvieron que
salir de la sala para no molestar a los demás con su llanto.
Empecé
a escribir este post para alabar la inteligencia y el buen gusto con el que
Jorge Dalton ha hecho una película a la que tendremos que volver una y otra vez.
También quería resaltar su amor incondicional a Cuba y a su cultura. Pero me basta
con agradecerle su obra.
Tener la oportunidad de volver a sentarme frente a Lichi, de oírlo decir la verdad cada vez que mentía o de mentir cuando era excesivamente honesto, verlo reír ante las cosas más tristes y llorar al describir la alegría, es un privilegio que ya daba por perdido. Y gracias a En un rincón del alma lo he recuperado.
Esa Cuba que nos tocó vivir, sufrir y amar
Jorge Dalton
Muy bellas palabras de Camilo Venegas, un texto muy importante para mí y para los que hemos construido En un rincón del alma. Nos da fuerza para continuar viaje. Mi película viene siendo como un camioncito que tuve cuando niño halado por un cordel, donde cargaba ilusiones y con el que estaremos llevando el mensaje de Lichi Diego, ese hombre bueno que habitó nuestras tierras.
No solo su mensaje y su verdad, sino tambien a Cuba, una Cuba que no me he inventado, sino que existe y existió, una Cuba un tanto inédita que hay que tambien conocer. Muchos tienen ese cementado pensamiento de que Cuba es solo la "Cuba de Fidel" pero yo entiendo y respiro que Cuba es mucho más inmensa, llena de virtudes pero también de una sucesión de recovecos históricos y también de heridas que hay que tratar con mucho cuidado, perseverancia y dedicación si queremos que estas sanen.
En un rincón del alma es como un pájaro con la misión de llevar a lugares distantes parte del alma de Orígenes, de Lichi Diego, de esa Cuba que nos tocó vivir, sufrir y amar. Los que me conocen saben que yo no soy cubano por que un día descubrí o me aprendí de memoria las canciones de Silvio o que de pronto se puso una boina y camiseta y le dio por bailar como sea, ante la novedad de una rumba o un chachachá, y a partir de ahí le dio por repetir discursos utópicos comprados en librerías callejeras habaneras, como les suele suceder a esos "turistas revolucionarios trasnochados, indolentes y de pacotilla".
Soy un simple cubano más y eso me da una razón mas que poderosa, un martiano más, comprometido con el pasado, presente y futuro de esa isla mía, de la cual somos hijos y a ella nos debemos. Mil gracias a todos y a Camilo.
Tener la oportunidad de volver a sentarme frente a Lichi, de oírlo decir la verdad cada vez que mentía o de mentir cuando era excesivamente honesto, verlo reír ante las cosas más tristes y llorar al describir la alegría, es un privilegio que ya daba por perdido. Y gracias a En un rincón del alma lo he recuperado.
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Cuando publiqué este post en Facebock, Jorge Dalton escribió un comentario que quiero compartir con los lectores de El Fogonero. Creo que en estos pocos párrafos, el director de En un rincón del alma declara las razones fundamentales por las que se vio obligado a hacer el documental.Eliseo Alberto Diego junto a su amigo Jorge Dalton. |
Jorge Dalton
Muy bellas palabras de Camilo Venegas, un texto muy importante para mí y para los que hemos construido En un rincón del alma. Nos da fuerza para continuar viaje. Mi película viene siendo como un camioncito que tuve cuando niño halado por un cordel, donde cargaba ilusiones y con el que estaremos llevando el mensaje de Lichi Diego, ese hombre bueno que habitó nuestras tierras.
No solo su mensaje y su verdad, sino tambien a Cuba, una Cuba que no me he inventado, sino que existe y existió, una Cuba un tanto inédita que hay que tambien conocer. Muchos tienen ese cementado pensamiento de que Cuba es solo la "Cuba de Fidel" pero yo entiendo y respiro que Cuba es mucho más inmensa, llena de virtudes pero también de una sucesión de recovecos históricos y también de heridas que hay que tratar con mucho cuidado, perseverancia y dedicación si queremos que estas sanen.
En un rincón del alma es como un pájaro con la misión de llevar a lugares distantes parte del alma de Orígenes, de Lichi Diego, de esa Cuba que nos tocó vivir, sufrir y amar. Los que me conocen saben que yo no soy cubano por que un día descubrí o me aprendí de memoria las canciones de Silvio o que de pronto se puso una boina y camiseta y le dio por bailar como sea, ante la novedad de una rumba o un chachachá, y a partir de ahí le dio por repetir discursos utópicos comprados en librerías callejeras habaneras, como les suele suceder a esos "turistas revolucionarios trasnochados, indolentes y de pacotilla".
Soy un simple cubano más y eso me da una razón mas que poderosa, un martiano más, comprometido con el pasado, presente y futuro de esa isla mía, de la cual somos hijos y a ella nos debemos. Mil gracias a todos y a Camilo.
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