18 noviembre 2011

Ofrenda

En la temporada de 1992 el Villa Clara, mi equipo, tuvo la peor actuación de su historia. Quedaron en onceno lugar. Apenas tres escalones los salvaron del sótano. Al año siguiente nombraron como manager a Pedro Jova. El mítico torpedero de la selección nacional logró que las cosas cambiaran de una manera rotunda.
Según contó la prensa de la época, hubo algunas cosas que fueron decisivas para que cada uno de los jugadores mejorara su desempeño: La inclusión de un sicólogo en el equipo técnico (el primer conjunto en hacerlo en Series Nacionales) y un intenso entrenamiento de altura en las montañas de Jibacoa, en el Escambray.
En esa temporada, Víctor Mesa logró hazañas increíbles. La Explosión Naranja no solo hizo fildeos memorables y robó bases a su antojo, también se convirtió en un temible jonronero. En el juego final del play off contra Pinar del Río, Víctor vino dos veces al bate con su equipo perdiendo.
El lanzador era Omar Ajete, uno de los mejores pitcher del momento en Cuba. En ambos turnos encontró corredores en circulación, pero la carrera de la ventaja siempre estuvo en sus piernas. En ambos turnos pidió tiempo y se hincó sobre el cajón de bateo. En ambos turnos sacó la pelota del parque. Esos dos batazos fueron la clave de la victoria.
Cuando concluyó el campeonato y comenzaron las celebraciones. Los integrantes de la Naranja Mecánica le dedicaron su triunfo al Comandante en Jefe y a todo el pueblo de Villa Clara. A la hora de dar gratitudes,  hicieron un especial énfasis en el apoyo moral que recibieron de los líderes políticos de su provincia. Nadie más fue mencionado.
En el Santuario de la Virgen del Cobre, en las montañas del Oriente cubano, hay una enorme vitrina consagrada a los peloteros. Allí, entre las camisetas de las mayores luminarias del béisbol cubano, hay una pelota firmada por todos los integrantes de aquel equipo Villa Clara.
No se atrevieron a decirlo en público, pero tampoco olvidaron cumplir su promesa. Ahí está todavía su ofrenda a quien más le pidieron en cada momento decisivo.

2 comentarios:

Renay Chinea dijo...

Como olvidar aquellos momentos de Victor.. el más grande centerfielder que jamás vi en ningún lugar... No llegaba a ser un toletero como Luis Giraldo... pero sus fildeos... su alegría... su espectáculo... sus robos del homeplate!!! Qué recuerdos!!!

Anónimo dijo...

Villa Clara nunca mas volvera a ser lo que fue en esos dos campeonatos 1993 y 1994, a menos que Cachita nos conceda otro milagro. Me ha dado tremenda alegria leer esto.