Me vi forzado a hacer una pausa. Primero estuve de mudanza y luego con gripe. Algunos
amigos, que han seguido y compartido las notas de El regreso, me preguntaron si ese silencio era una especie de punto
final. Claro que no. El viaje fue mucho más largo.
La semana antes de salir para Cuba, me compré una libreta,
lápices de colores, tijeras y goma de
pegar, imprimí una tabla de distancias, algunos mapas de provincias… Mi idea
era hacer un cuaderno donde pudiera anotar cada incidencia y acopiar cosas
durante todo el trayecto.
Suelo conservar muchísimos objetos inútiles. Mi excusa es
que luego podrían explicarme situaciones que ya he olvidado. Sin embargo, en
Cuba apenas escribí y no guardé casi nada. Eso me hace pensar en los individuos
que, en situaciones muchísimo más extremas y precarias, tuvieron el aplomo de hacer
un alto y contarlo todo al pie del suceso.
Mi único apoyo han sido las fotos que tomamos. Sobre todo
las de Diana. La mayoría de las mías están desenfocadas o miran hacia otro lado.
Estaba demasiado ocupado en mirar por mí mismo como para ponerme a mirar
también a través de la cámara.
Al principio, estuve casi tres días sin dormir y más de 48
horas que cualquier cosa me hacía llorar. Todo ese trecho ahora me resulta más
trepidante que una montaña rusa. Pero ya pasamos por ahí, recuerden que nos
quedamos en medio de un parque, frente a una escalera de caracol que llegaba
hasta el fin de una cúpula.
En breve, cuando se abra esa verja cienfueguera, comenzará
el segundo acto.
3 comentarios:
Ya te extrañaba, que bueno estas de regreso
Te echamos de menos, estás mejor?
A cuidarse pues, y a seguir escribiendo. Como decía un amigo:“escribir es una necesidad biológica”.
Chao...
Pues sí que te esperábamos.
Cambio de nombre y perdida de blog, desastres tremendos, pero acá estoy , al pie de tus letras, esperando.
Gino.
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