La noche del viernes es tan larga, que me alcanza para
escribir de Únicas, un disco que dura
cien canciones. Le debo el hallazgo a Jorge Rodríguez, quien estuvo a cargo de
la producción y de la profusa antología. Las 22 cubanas que están incluidas en el
álbum, demuestran que el lado femenino de nuestra música es esencial,
indispensable.
—Ese es un disco para la noche, Camilo —me dijo Jorge cuando
lo puso en mis manos. Estábamos en el Patio de la Egrem, en el miocardio de
Centrohabana, a unos pasos de los míticos estudios donde se grabaron la inmensa
mayoría de los sonidos que definen a mi país desde principios del siglo pasado.
María Teresa Vera, Blanca Rosa Gil, La Lupe, Freddy, Gloria
Arredondo, Martha Strada, Gina León, Doris de la Torre, Luisa María Güell,
Amelita Frades, Rosita Fornés, Celeste Mendoza, Juana Bacallao, Moraima Secada,
Omara Portuondo, Elena Burke, Ela Calvo, Beatriz Márquez, Farah María, Lourdes
Torres y Soledad Delgado.
En ese mismo orden suenan. El disco arranca con María Teresa
cantando “Veinte años” y acaba con “Amigas”, ese inolvidable diálogo entre Elena,
Moraima y Omara. Ahora mismo, mientras escribo esto, mi madre oye le hace la
voz segunda a Blanca Rosa Gil en “Quiero
hablar contigo”.
En un rato llegará Alejandro Aguilar para bebernos un ron que
le trajimos de La Habana. Mientras tanto, ellas seguirán cantando sin parar. La
noche del viernes es casi tan larga como la eternidad que proponen los boleros.
Con sonidos como esos, Cuba puede darse el lujo de ser invisible. Al menos por
hoy.
1 comentario:
Y esa joya musical ¿dónde la encuentro?
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