Siempre que oigo “En mi calle”, la canción de Silvio, me
viene a la mente ese pedazo de acera de la calle Oriente, en Manicaragua. Cuando
volví a verla me pareció mucho más pequeña de lo que yo la recordaba. El punto
donde muere el paisaje, ahora está ahí mismo. Antes parecía casi inalcanzable.
Yo tenía un zil de guerra con las insignias del Ejército Rojo
que caía a toda velocidad por esa pendiente. Entonces era inmensa, tanto, que
mi carrito iba a dar calle abajo, superando todos los hoyos que abrían en el asfalto
las guarandingas que subían rumbo a Jibacoa, Can Cán y La Felicidad.
Cuando chiquito, yo tampoco me explicaba por qué eran “tan
altas/ las blancas ventanas/ que miran al cielo”. Durante los años sesenta, muy
cerca de allí hubo guerrillas y combates casi a diario. Mi madre me cuenta que en
mi calle el mundo no hablaba, la gente se miraba y se pasaba con miedo.
Seguía sin reconocer las dimensiones reales del espació
hasta que me arrodillé y puse la cámara a la altura de los ojos del Camilo
aquel. Entonces todo empezó a ser del tamaño que lo recordaba: “En mi calle de
silencio está/ y va pasando por mi lado, es un recuerdo desigual…”
2 comentarios:
otro post muy bueno
una cancion excelente de silvio, que ya este no es excelente
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