Hoy se cumple el vigésimo aniversario de la Revolución de Terciopelo. Dos generaciones de checos ya han crecido en un país libre, ajenos a la época en que su patria quedó encerrada en una celda geográfica llamada “campo socialista”.
El 17 de noviembre de 1989 miles de estudiantes se lanzaron a las calles de Praga. Aunque en un principio fueron duramente reprimidos, al final lograron acabar con la férrea dictadura que Moscú había impuesto en Checoslovaquia cuatro décadas atrás.
Cuando leo los testimonios de los protagonistas de aquella hazaña colectiva, no puedo dejar de pensar en mi país. Ojalá que una revolución semejante nos devuelva la libertad a los cubanos. No tiene que ser de terciopelo, cualquier tela será buena para hacer la bandera del futuro.
1 comentario:
Cualquier tela será buena: dril, algodón, caqui, pana, seda... hasta yute!!
te quiero
lemis
Publicar un comentario