Cuando volví de Bogotá ya había leído Las cenizas de Ángela. No me fue posible abandonar la lectura del libro, aun cuando tenía una ciudad por descubrir y sólo 14 días para hacerlo. Más allá del mundo alucinante y exageradamente triste de la novela, lo que más disfruté fue la escritura de Frank McCourt.
Durante más de sesenta años McCourt enseñó literatura y no publicó ni una página. Pero un buen día advirtió que no se podía morir sin contar una historia y escribió la de su vida, de un tirón tal como la recordaba. “Un libro modesto, escrito modestamente”, fue su manera de describir la novela que mereció el Premio Pulitzer en 1997.
Esa es la prueba de que nunca es tarde para intentar ser un gran escritor. Sólo hay que cumplir dos requisitos: tener algo que contar y llamarse Frank McCourt. Lo demás es cuestión de no morirse antes de acabar la obra. La noticia de la muerte de Frank la ha confirmado su hermano Malachy, que es uno de los protagonistas de Las cenizas de Ángela.
Desaparecido el autor, sus personajes ahora cuentan lo que ya él no puede. Irlanda hoy debe estar muy nublada y con toda seguridad no parará de llover en un buen rato. Ese el mejor homenaje que la patria de Frank le puede hacer a sus cenizas. Los que leyeron la novela, saben lo que les digo. Los que no lo han hecho, háganle caso al consejo que me dio Ponte hace diez años y corran a una librería ahora mismo.
5 comentarios:
¡Qué maravilla de libro!
Hermoso texto, Camilo y un lindo homenaje a ese gran maestro que fue Frank McCourt. Lindo!!!
¿Y la novela de tu vida, cuándo la leemos? No es babosería, pero tú escribes tan bien como él, sólo tienes que inspirarte y acumular horas nalgas. Jajajajajajaja
Este libro tiene una "especie" de segunda parte, se llama "It" y cuenta desde que llegó a EUA. NO lo he leído, todavía lo busco en la red, pero "Las cenizas.." es uno de mis tesoros
hola q edicion recomiendan de las cenizas ? gracias muy bueno este blog,ni odio,ni nostalgia enfermiza todo en su justo medio
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