“Nos dieron golpes. No sé donde están ni Hebert ni Ciro. Yoani escapó. Creo que se llevaron a alguien pero no sé a quién. La prensa lo filmó todo. Llevamos una pancarta y gritamos. La gente corría en masa y la Seguridad daba golpes por unos segundos el concierto fue un caos. Alertamos a la comunidad internacional a seguir de cerca el caso de Gorki Águila y del estado en que podrían encontrarse Ciro Díaz, Hebert Domínguez y Renay Kayrus, integrantes de Porno Para Ricardo, así como de la bloggera Yoany Sánchez”.
Este escueto comunicado, redactado en versos, es lo único que se sabe a ciencia cierta de lo que pasó anoche en la Tribuna Antimperialista de La Habana, ese lugar que los cubanos han bautizado como el Protestódromo y donde ayer, mientras Pablo Milanés cantaba, se protestó por primera vez en contra del régimen de Fidel Castro, el convaleciente dictador cubano. En el transcurso de la semana, decenas de artistas, escritores y periodistas cubanos firmamos una carta abierta a Pablo Milanés y a los que compartirían el escenario con él (Kelvis Ochoa, Polito Ibáñez, Santiago Feliú y Omara Portuondo, entre otros), pidiéndoles que aprovecharan “la oportunidad de esa tribuna pública para pedir la liberación del músico Gorki Águila, cantante y director de Porno Para Ricardo".
Ninguno lo hizo. Y mientras ellos cantaban, la Seguridad del Estado, eso órgano represor al que pertenecen los cinco espías encarcelados en Estados Unidos, patearon a los integrantes de la banda que están aún libres, reprimieron a la bloggera Yoany Sánchez y pisotearon el único motivo del salvaje acto: un cartel que sólo decía “Gorki”. La escena de los policías y los esbirros de la Seguridad golpeando salvajemente a los asistentes al concierto, debió producir una especie de deja vu en Pablo Milanés, que vivió escenas muy parecidas en Santiago de Chile, durante la dictadura de Augusto Pinochet. Felizmente Chile hoy disfruta de una de las democracias más exitosas del continente, ahora es la propia patria de Milanés la única en América Latina que padece la ignominia de un tirano.
Muchos escritores y artistas dentro de Cuba, aunque estén en contra de la encarcelamiento de Gorki Águila y probablemente de todos los presos de conciencia que hay en la Isla en este momento, continuarán callados por una cuestión de sobrevivencia. Es comprensible. Pero sería una vergüenza que firmen un documento condenatorio perpetrado por la UNEAC, el Ministerio de Cultura o cualquiera de las instancias del poder. Los cantantes españoles Alejandro Sanz y Miguel Bosé manifestaron su rechazo a la detención de Gorki Águila y ya hicieron pública su solidaridad. No podemos decir lo mismo del dominicano Víctor Víctor y del puertorriqueño Danny Rivera, que mientras esto sucede, le cantan a los cinco espías en Nueva York.
Ojalá que todos los artistas de Iberoamérica defiendan a Cuba con ahínco a partir de este momento. Pero que defiendan a la Cuba de todos los cubanos y no a la de un dictador moribundo que ha dejado a su país en las mismas condiciones que él.
Este escueto comunicado, redactado en versos, es lo único que se sabe a ciencia cierta de lo que pasó anoche en la Tribuna Antimperialista de La Habana, ese lugar que los cubanos han bautizado como el Protestódromo y donde ayer, mientras Pablo Milanés cantaba, se protestó por primera vez en contra del régimen de Fidel Castro, el convaleciente dictador cubano. En el transcurso de la semana, decenas de artistas, escritores y periodistas cubanos firmamos una carta abierta a Pablo Milanés y a los que compartirían el escenario con él (Kelvis Ochoa, Polito Ibáñez, Santiago Feliú y Omara Portuondo, entre otros), pidiéndoles que aprovecharan “la oportunidad de esa tribuna pública para pedir la liberación del músico Gorki Águila, cantante y director de Porno Para Ricardo".
Ninguno lo hizo. Y mientras ellos cantaban, la Seguridad del Estado, eso órgano represor al que pertenecen los cinco espías encarcelados en Estados Unidos, patearon a los integrantes de la banda que están aún libres, reprimieron a la bloggera Yoany Sánchez y pisotearon el único motivo del salvaje acto: un cartel que sólo decía “Gorki”. La escena de los policías y los esbirros de la Seguridad golpeando salvajemente a los asistentes al concierto, debió producir una especie de deja vu en Pablo Milanés, que vivió escenas muy parecidas en Santiago de Chile, durante la dictadura de Augusto Pinochet. Felizmente Chile hoy disfruta de una de las democracias más exitosas del continente, ahora es la propia patria de Milanés la única en América Latina que padece la ignominia de un tirano.
Muchos escritores y artistas dentro de Cuba, aunque estén en contra de la encarcelamiento de Gorki Águila y probablemente de todos los presos de conciencia que hay en la Isla en este momento, continuarán callados por una cuestión de sobrevivencia. Es comprensible. Pero sería una vergüenza que firmen un documento condenatorio perpetrado por la UNEAC, el Ministerio de Cultura o cualquiera de las instancias del poder. Los cantantes españoles Alejandro Sanz y Miguel Bosé manifestaron su rechazo a la detención de Gorki Águila y ya hicieron pública su solidaridad. No podemos decir lo mismo del dominicano Víctor Víctor y del puertorriqueño Danny Rivera, que mientras esto sucede, le cantan a los cinco espías en Nueva York.
Ojalá que todos los artistas de Iberoamérica defiendan a Cuba con ahínco a partir de este momento. Pero que defiendan a la Cuba de todos los cubanos y no a la de un dictador moribundo que ha dejado a su país en las mismas condiciones que él.
4 comentarios:
No creo que Gorki sea exactamente un artista, pero me callo por aquello de las generaciones.
Ahora bien:
1) el régimen gobernante metió la pata, convirtió a un rockero de segunda en un héroe internacional.
2) una imagen recorre el mundo. los jóvenes (y no tan jóvenes) son más atrevidos que los decididamente viejos. Se atrevierona ir a un concierto a protestar. Por todo el mundo recorre el video del atropello de las fuerzas represivas, y Yoani Sánchez no ha estado con los brazos cruzados precisamente. Patadas, pun intended, de moribundo derrotado, sólo y olvidado.
Pero esta Blanca Acosta si que es atrasadita, tiene que leer a Joyce, o sentarse con la gente que hace el mundo ahora mismo. Por favor, con que criterio valora la validez de un artista.
Mis saludos.
Por la amiga Odette, me ha estado informando de este hecho contra los derechos humanos y los derechos de la libertad entre ellas: cultural, de los artistas en todos sus géneros, de todos lo seres humanos y para ello se necesita una justicia social pero mundial, que es lo primero, para tener libre expresión con conciencia.
No estoy de acuerdo, con los vejámenes a los ciudadanos no se miden por su categoría, son seres humanos no hay seres humanos de primera o de segunda, o de tercera ni en Cuba ni en ningún país incluyendo el mío, ni en ninguna parte de este planeta; son ciudadanos con los mismos derechos que todos, si negamos justicia negamos libertad. Un grano de arena ayuda, muchos más forman un gran movimiento para abrir los ojos.
Muy buen post, Camilo. Sólo un detalle: el cartel no decía "Free Gorki". Sólo "Gorki".
Publicar un comentario