La aparición en un programa de la televisión cubana de Papito Serguera y Luis Pavón Tamayo, las dos cabezas visibles de las persecuciones y represiones que desató la revolución en los años setenta del siglo pasado, provocó una respuesta rápida de no pocos intelectuales.
Los Inbox se llenaron con mensajes que llegaban desde todas partes del mundo. Nadie había olvidado. Más de treinta años después las heridas aún estaban abiertas. El regreso de aquellos “perseguidores de cualquier nacimiento”, además de resultar irritante, alarmó a todos, incluso a los que disfrutaban de prebendas, privilegios y beneficios.
Ayer fueron detenidos 20 disidentes que pretendían manifestar en público y de manera pacífica su oposición al régimen. El Gobierno cubano una vez más se valió de la burda excusa de una “escalada de acciones provocadoras organizadas y financiadas” por Estados Unidos.
Nadie ha escrito un email. A nadie le ha llamado la atención este suceso. El hecho de que ninguno de los encarcelados pertenezca a la UNEAC ni haya escrito un verso antalogable, los hace invisibles. El hecho de que su desacuerdo se manifieste por cuenta propia, los hace indefendibles.
Es probable que ninguno de los encarcelados sepa quien es Nazim Hikmet y puede que casi todos hasta escriban con faltas de ortografías. Pero son cubanos y deberían tener los mismos derechos que los pocos elegidos que van de feria en feria, resolviendo algunos meses de supervivencia y ahogando sus remordimientos en whisky.
Los Inbox se llenaron con mensajes que llegaban desde todas partes del mundo. Nadie había olvidado. Más de treinta años después las heridas aún estaban abiertas. El regreso de aquellos “perseguidores de cualquier nacimiento”, además de resultar irritante, alarmó a todos, incluso a los que disfrutaban de prebendas, privilegios y beneficios.
Ayer fueron detenidos 20 disidentes que pretendían manifestar en público y de manera pacífica su oposición al régimen. El Gobierno cubano una vez más se valió de la burda excusa de una “escalada de acciones provocadoras organizadas y financiadas” por Estados Unidos.
Nadie ha escrito un email. A nadie le ha llamado la atención este suceso. El hecho de que ninguno de los encarcelados pertenezca a la UNEAC ni haya escrito un verso antalogable, los hace invisibles. El hecho de que su desacuerdo se manifieste por cuenta propia, los hace indefendibles.
Es probable que ninguno de los encarcelados sepa quien es Nazim Hikmet y puede que casi todos hasta escriban con faltas de ortografías. Pero son cubanos y deberían tener los mismos derechos que los pocos elegidos que van de feria en feria, resolviendo algunos meses de supervivencia y ahogando sus remordimientos en whisky.
3 comentarios:
Es que me parece que en general todas las organizaciones por los Derechos Humanos, Amnistía, el Pen Club, etc. son ciegos a los dolores cubanos.
No quiero prevendas, sólo justicia.
Sé que las Olimpiadas no son en Cuba, ni al Dalai Lama lo pesigue la castrocagocracia, pero el dolor es el mismo.
Cuando René Gómez Manzano, traductor literario de rango internacional y muchas veces laureado estuvo encarcelado no se oyó ninguna voz.
Tampoco en el caso del más conocido: Raúl Rivero.
¿Qué podemos hacer?
Tienes mucha razón. Existe una cofradía de intelectuales ¡y también pseudos! que encerrados en su burbuja de arrogancia y distanciados del mundo real, creen que el mundo comienza y finaliza en su exclusivo espacio. La realidad es que el largo y fatigoso debate desatado por la aparición de Serguera y Pavón en la tv cubana nada aportó para cambiar la situación del cubano común ni el destino de la isla. Hagamos que la acosada y corajuda disidencia tenga voces de mayor resonancia. Es lo menos que merecen. Un abrazo.
Blanca, cuando Raúl estuvo preso el mundo entero clamó. Por sólo mencionar un ejemplo personal, la Universidad de Alicante, en España, nos invitó a Lichi Diego, Fernández Larrea, Frank Abel Dopico y a mí y dimos una sesión de conferencias exigiendo su libertad y la de todos los compañeros. Raúl tiene la ponencia sobre su poesía que presenté entonces y está publicada también en La Peregrina Magazine. Digo esto sólo para que no se olvide, que los pueblos solemos olvidar.
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