
En el primer gobierno cubano desde 1959 donde Fidel Castro no aparece en la nómina, nadie nacido después de esa fecha ha sido tomado en cuenta. La presidencia, la vicepresidencia y el ejército siguen en manos de los mismos ancianos que han detentado el poder por casi medio siglo.
La revolución ha formado a varias generaciones de cubanos con la intención de obtener un hombre nuevo, capaz de garantizar la continuidad del proyecto. Pero ninguno de ellos inspira la suficiente confianza como para heredar la “antorcha”. Por lo pronto, hay que seguir esperando. “Fidel es insustituible”, ya lo dijo Raúl a modo de prefacio… aun cuando sonó a epitafio.