
Hay muchísimo ejemplos de grandes novelas que han tenido grandes adaptaciones al cine. También hay películas que al final resultaron ser muy superiores a la obra literaria en la que se inspiraron (Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea, es un paradigma de ello). Pero por lo regular, los clásicos de la literatura no suelen convertirse en clásicos del séptimo arte.
Lo raro en García Márquez es que él siempre estuvo muy vinculado al cine; además de fundar la escuela de San Antonio de los Baños, impartió talleres de guiones y hasta llegó a escribir varios (aunque también acabaron siendo películas mediocres). Para alguien así, es demasiada mala suerte que su obra siga siendo invisible cada vez que se traspasa al celuloide.
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