05 noviembre 2024

Cremà

Calle Dr. Antonio Muñoz, Alfafar.
Foto: Eduardo Lozano

Aquel enorme edificio que Lozano señaló durante el recorrido que nos dio por Valencia, ardió en las noticias. En poco más de dos horas las llamas lo abrasaron todo. Las condiciones meteorológicas y el revestimiento de aluminio y polietileno no dieron tiempo a nada. Diez fallecidos y quince heridos.
El coche de mi amigo, el Citroën C-Elysée 2019 en el que nos llevó a conocer el cauce original del Turia, fue arrastrado por la gota fría de 2024. Acabó bajo otros cinco coches, junto a las vías, con los vidrios destrozados y anegado en lodo. Bajo ellos aún corría el agua.
“¡Estamos vivos!”, exclamó Lozano cuando le llamamos. Alcanzamos a oír gritos y voces desesperadas. Luego me envió las imágenes del momento de la tragedia. El Turia había pasado por su calle, que ahora era un río de chatarra y de personas desesperadas que intentaban escalar por aquellos muros de acero y plástico.
Hemos visto el final del Citroën C-Elysée 2019. Una grúa lo mantuvo en alto y luego lo dejó caer en un vagón lleno de escombros. Desde su balcón, mi amigo le dedicó unas últimas palabras. Hasta el momento, las autoridades reportan 215 fallecidos. Los desaparecidos aún no pueden cifrarse con exactitud.
Sigo sin entender por qué Valencia se ha empeñado en quemar o destruir nuestros recuerdos de aquel día. He llamado a Lozano para preguntarle por la playa de Las Arenas. Afortunadamente sigue ahí. Tendremos que volver a ella para reconstruirlo todo.

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