Hay dos novelas de las que nunca me he podido separar y que a menudo vuelvo a ellas para releer mis páginas preferidas: Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson, y ¡Absalón, Absalón!, de William Faulkner. Ambas tienen un mapa del pueblo donde ocurren.
Conozco las calles de Winesburg y de Yoknapatawpha como las palmas de mis manos. Por eso se me ocurrió un mapa que guíe a los que caminen por las páginas de Atlántida. Además de un homenaje a dos de los más grandes maestros del arte de la narración, esto es inculpación.
Admito que trato constantemente de imitarlos.
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