Los que fuimos niños en la Cuba de los años 70, solo teníamos derecho a tres juguetes al año: el Básico (costaba más de 6 pesos), el No Básico (de 2 a 5 pesos) y el Dirigido (inferior a 2 pesos). El orden con el que los núcleos familiares podían entrar a la tienda a comprar se decidía en un sorteo.
Esas son las mismas opciones que el país ha tenido con su destino desde 1959, solo que nunca le han permitido participar en un sorteo y ya es un anciano sin futuro ni deseos de seguir jugando. Alen Lauzán nos lo ilustra de una manera genial.
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