Hoy María cumple 10 años. Desde hace cinco es mi hija más pequeña. Todas las noches se duerme abrazada a mí. Aunque ya pesa muchísimo, al final tengo que llevarla cargada hasta su cama. Siempre creí que nunca se enteraba, pero hace unos días me confesó que siente todo: cuando me levanto y la cargo, cuando la beso antes de acostarla y cuando la beso otra vez después de arroparla.
Yo le digo Mariutich y ella me dice Camilutich. Una vez me dijo que cuando está conmigo no le teme a nada. Una prueba de ello es este viaje que hicimos en bicicleta por la cuesta del Morro de Montecristi. Entre todas la alegrías que le debo a Diana Sarlabous, creo que María es la más importante. Por eso un día como hoy me pone tan feliz.
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