Si usted
busca en la prensa oficial de la dictadura de #Cuba,
encontrará innumerables referencias a la situación de los refugiados en el
mundo. También hallará en esos libelos incontables reportajes, artículos y
refritos sobre la situación de los migrantes latinoamericanos en Estados
Unidos.
Los que casi nunca aparecen en los medios de #Cuba son los cubanos que se fueron, esos que
se vieron forzados a abandonar su país porque no soportaban más la carencia de
bienestar y la falta de futuro, para ellos y para sus hijos.
Ninguno de
los miles de cubanos que permanecen hoy varados en Costa Rica, porque el
gobierno de Nicaragua les negó el paso a través de su territorio, quiere estar
donde está. Si se les pregunta, con seguridad responderán que preferirían
trabajar y prosperar en Cuba.
Pero
renunciaron a lo poco que tenían y se lanzaron a esa penosa travesía por una de
las regiones más pobres y violentas del mundo, para intentar alcanzar todas
esas cosas esenciales que en su país les han sido negadas por más de medio siglo.
La crisis
humanitaria de los refugiados cubanos en Costa Rica tiene un solo responsable:
el régimen de Cuba. Y un solo cómplice: el gobierno de Nicaragua. Curiosamente,
esos dos países son los únicos que se niegan a participar en la solución.
Tengo muchos recuerdos de Nicaragua en mi niñez. Casi todos están relacionados al envío de
cosas: litros de sangre para el terremoto, libras de azúcar para la hambruna, toneladas
de armas para la lucha… Nunca, que yo sepa, le enviamos nada a los ticos; ese pueblo tan modesto que ahora es el que más ha hecho por los nuestros.
Muchas gracias,
Costa Rica. No lo olvidaremos.
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